El sevillismo de Merton
by alvayanes • 21 marzo, 2014 • Competiciones UEFA, Sevilla • 7 Comments
(Escuchando de fondo “Recuerdo de una noche” de Triana)
Robert K. Merton fue un célebre sociólogo estadounidense del Siglo XX de origen judío. Viendo la foto a mi se me recuerda un poco a Maldonado que, en días como hoy, daría el tiempo en TVE con un pin del Sevilla.
Provenía de una familia humilde siendo su nombre real Meyer R. Schkolnick el cual se cambió por su afición a la magia (Robert viene de “Robert Houdini” y Merton de “Merlín”). Empezó a estudiar tarde porque tenía que ayudar en la carpintería del padre, pero su inteligencia le facilitó una beca en la Universidad de Temple. A partir de ahí, su vida siempre estuvo vinculada a la Universidad. Su hijo es Robert C. Merton, Premio Nobel de Economía de 1997. Entre las múltiples teorías sociológicas en las que trabajó, destacan sus estudios sobre las profecías autocumplidas.
Una profecía autorrealizada es aquella que, una vez propuesta, coadyuva a su cumplimiento real. Es decir, tú podías decir anoche “yo creo que nos va a tocar el Oporto”. Y lo aciertas, vale. Pero ¿en realidad tú profecía ha ayudado a que nos haya tocado el Oporto? Obviamente no. En cambio en las profecías autocumplidas sí. ¿Y esa cuales son? En palabras de Robert K. Merton
“La profecía que se autorrealiza es, al principio, una definición «falsa» de la situación que despierta un nuevo comportamiento que hace que la falsa concepción original de la situación se vuelva «verdadera».
Imaginemos el siguiente escenario: un país anda tieso, pero no para quebrar. En estas, todos los medios de comunicación analizan la situación financiera de una forma cuasi apocalíptica y los ciudadanos, asustados ante la posibilidad de un corralito, acuden en masa a los bancos para sacar el dinero y meterlo debajo de la losa. Por tanto, el sistema financiero, al no disponer de liquidez, quiebra y con él, el país. Corolario de lo anterior es que la profecía de que el país iba a quebrar, curiosamente, se cumple porque se hizo la profecía.
En bolsa o en macroeconomía esto también se cumple de forma recurrente. De hecho sobrerreacciones emotivas para lo bueno o para lo malo se producen de una manera cíclica lo que propicia pánico inversor o ilusiones ficticas según la profecía. Recuerdo no hace mucho cuando se hablaba de que España iba a ser rescatada, que iba a quebrar, etc, lo cual conllevó que la gente no comprara deuda española. Tal profecía implicó que la prima de riesgo tuviera una escalada brutal (la llevó por encima de los 600 puntos) y que todo el mundo vendiera sus acciones (IBEX en el entorno de los 6.000). Hoy la prima de riesgo anda cómodamente por debajo de 200 y el IBEX más o menos estable sobre los 10.000.
(estadiodeportivo.com)
Seamos serios: todo estaba en contra. Tú pierdes 0-2 en casa y a los 7 días a domicilio contra un rival que te tiene un odio cainita y que puede poner árnica a su triste temporada ¿pretendes voltearlo? En Europa había 300 precedentes en contra y 7 a favor (un 98 % en contra). En las objetivas casas de apuestas, el que el Sevilla pasaba la eliminatoria se pagaba a precio de oro. El que tuviera ganas de marcha, tenía el momento propicio para acordarse de Bernoulli ( I y II ). Pero en cambio nosotros, creímos en nosotros. ¡Vaya si nos lo creímos! El domingo por la noche latía Nervión como pocas veces he visto. Corrillo de jugadores y una afición absolutamente enardecida. Hicimos nuestra profecía: a pesar del 98 %, el viernes 21 estaríamos en el sorteo. Con una definición “falsa” de la situación despertamos nuestra bestia para crear una situación “verdadera”.
Y me van a permitir el roneo, pero no sólo predijimos que estaríamos en el bombo sino que ayudamos con que eso fuera así. Porque, como escribí el otro día, el Dicen que nunca se rinden lleva de ojana la justa. En twitter empezó el personal con las soflamas sevillistas. Hasta los más tranquilos de los grupos de WhatsApp hervían. La blogosfera sevillona empezó su cometido: desde el Nervioneo al talibán. Desde PEX a esta casa. Y para rematar, mi Machuca (al final la KGB -Kevin Gameiro & Bacca- hizo su trabajo y evitó que nos deportaran a Crimea, Félix). Estimados tuiteros decían anoche que nos merecíamos el Premio Cervantes por cómo habíamos escrito esta semana, pero yo creo que nos merecemos el premio Merton. Lo que escribimos nos lo creíamos, y granitos de arena convirtieron poco a poco el deseo en montaña. Montaña granítica de ilusiones preñada de sevillismo. Pedíamos honor, honra y gloria. Pedíamos jugar con sus miedos. Sus parpadeos y sudor de manos serían nuestros mayores aliados. El 0-2 de la ida los revestían de una fuerza brutal en el marcador, pero el Aquiles bético tenía el talón en la cabeza. En el psique y en los nervios. Su míster decía que no podía creer lo que estaba pasando y se rebotaba ante la situación existente. Incluso hablaba de menosprecio. Culpaba al exterior, pero el problema estaba en casa. Lo ejemplificaba ese mismo día uno de sus futbolistas (Cedric) cuando aseguraba que a pesar del 0-2, el Sevilla era el favorito.
El movimiento se demuestra andando. Y andando andando estaba el que se puso en la cola que empezó en la madrugada del domingo y que terminó dándole la vuelta a Gol Sur. Haciendo camino al andar hasta el resguardo que te daban en las taquillas, no importando las horas de espera porque la recompensa sería el pasaporte al éxtasis. Porque sí. Porque nos lo creíamos. Nos dieron 2.500 entradas y volaron hasta el punto que se pidieron más. Hasta el más negativo de los sevillistas en la noche del jueves pensaba que esto lo volteábamos. Hasta el más optimista de los béticos en la noche del jueves, empezó a murmurar por lo bajini. Su miedo, mi arma. Mi equipo, mi alma.
El sevillismo encontró razones para no ser razonable. No es que nos creyéremos que podíamos pasar; es que no nos cabía duda de que los que tenían el 98 % a su favor no tenían nada que hacer. No era prepotencia, como alguno malinterpretó: era ilusión autoexigente, ansia de victoria y apetito inagotable Convencidos de que las matemáticas no entienden de fútbol, todo terminó haciéndose carne. Los Medios Oficiales del club, motivando. La afición volcada. El míster sacando toda la artillería desde el minuto 1. Los cracks (Marin, Rakitic) desequilibrando. El portero eligiendo el mejor día para su mejor partido…. Y la profecía que el Sevillismo propuso se autocumplió. Empezando por el último aficionado y terminando por el Rey de Pino Montano, ese que con su fútbol por bulerías hace que me cuestione hasta mis post más racionales.
Es pronto todavía. Pero quien sabe si la próxima profecía tendrá su próximo autocumplimiento en Turín un 14 de mayo. Es nuestra competición, vamos lanzados y la próxima parada es Portugal. Y ¿quién sabe? Tal vez en Oporto, después de ver lo de anoche, alguien esté empezando a parpadear.
(ASR Pepe Brand)
Alvaro, nos vamos a ver el 14 de mayo en Turín, como nos vimos en Glasgow. Yo ya tengo los días pedidos en el trabajo.En esa temporada tuvimos la heroica del Shartar y este año la hicimos ayer.
jajaja. ¡Buen encuentro casual aquél en la llovizna de Glasgow!
Yo también me los pienso pedir. El problema es que estoy sopesando pillarme un par de ellos dentro de sus semanas para acercarme a Do Dragao.
Los dos años hemos tenido una épica. Primero fue la del Schalke, con el gol que nos cambió la vida y el segundo con el cabezazo de Palop. Este año también hemos tenido nuestra ración de épica aunque esto ha sido sólo el primer plato. El banquete sería ganar en casa de Pirlo
Un abrazo
La verdad, es que articulos como estos te hacen sentirte más orgullosos de ser y sevillista,enhorabuena y gracias
Pedazo de artículo, y que me lleva a hace una década cuando estaba en la facultad de Magisterio…
Hay dos vertientes en este aspecto.
El primero de ellos es el que tú escribes, la «profecía autocumplida»; tuvimos que hacer un trabajo en la facultad sobre este aspecto. Era la lectura y análisis de un libro llamado «Summerhill» (espero que no me haya bailado ninguna letra, han pasado 10 años ya).
El libro trataba sobre un maestro que llegaba a una pequeña localidad y realizan un experimiento con él: le dicen que los niños más adelantados son más «lentillos» y viceversa, le hacen creer que los niños con más dificultades son los más adelantados.
El resultado es espectacular: él provoca que lo que le han dicho se cumpla.
Niños con dificultades empezaron a sacar mejores notas, y aquellos niños con buenas notas se vieron algo mermados.
Pura psicología. Y que el Sevillismo ha llevado a su máxima expresión.
Segunda vertiente. Supongamos que el Madrid pierde 2 o 3 a 0 frente a un Elche o similar. Ha sufrido, literalmente, un accidente deportivo. De esas veces que dices: de 50 partidos esto le pasa 1 vez. Y finalmente, como es normal, remonta.
El partido de ida entre SFC y Betis no era para 0 a 2, ni de broma. El SFC tuvo no menos de 4 ocasiones muy muy claras.
Aunque quieran igualarlo, la diferencia actual entre SFC y Betis es muy grande.
Podía ser lógica la remontada, deportivamente hablando. Uno va colista. El otro está en puestos europeos.
Pensemos por un momento que en lugar de haber hecho la remontada el SFC lo hubiera logrado el At. Madrid o el Valencia, ¿la hubiéramos considerado algo lógica? Sí, al menos por mi parte.
Un abrazo Álvaro y pedazo de artículo!!!!!!
Tremendo artículo.
Muy identificado en todo lo que describes aquí, y agradecido una vez más con todo lo que yo aprendo con usted, querido Alvaro. (Ahora ya sé que las profecías autocumplidas, nada tienen que ver con la teoría del mono infinito).
Felicidades por esta joyita.
«A chi ha paura non basta l’armatura.»
Muchas gracias, Fran, Javi y Joaquín
Interesante experimento este del Summerhill…. Las teorías sociológicas y los sesgos cognitivos son un verdadero filón.
Y la enhorabuena, una vez más, al sevillismo. Hizo lo que pocos harían y la mayoría ni siquiera soñarían
Me encantan estos viajes en el tiempo, seré un ministérico…
Al final también se cumplió la profecía de Turín.
Y aquí estamos…