• Back to the future, Sevilla

    by  • 21 octubre, 2015 • Competiciones UEFA, Fútbol, Historias, Sevilla • 1 Comment

    (Escuchando de fondo “Johnny B. Good«, BSO de Regreso al Futuro, en la semana que el mítico Chuck Berry ha cumplido 89 años)

    Todos recordamos nuestra primera vez. O, siendo exactos, tal vez no fuese la primera, pero sí la más antigua que recuerdas por lo llamativo de la misma. La mía fue la del fin de semana del 26 y 27 de octubre de 1985. Recibía el Sevilla al intratable Real Madrid de la quinta del buitre; como no sería el equipazo que esa 85/86 fue líder en todas las jornadas menos en dos. La expectación era máxima hasta el punto que el 26 de octubre de 1985 se colgaba el “No hay billetes” y, con 60 millones de pesetas de taquilla, el Sevilla FC batía su récord histórico de recaudación. Nervión ardía.

    Un animoso Sevilla juega un partidazo adelantándose con goles de Nadal y Estella. Sin embargo se lía la Mundial; el gallego García de Loza, uno de esos árbitros que en los mentideros ochenteros se conocía como “árbitros de cámara” del equipo merengue, no señala dos penaltis dudosos en el área del Madrid y anula un gol más dudoso todavía al Sevilla. En los últimos instantes del choque, Dante Sanabria remata el que era el definitivo 3-1, pero García de Loza anula otro gol al señalar un fuera de juego cuando el linier no había levantado ni la bandera. El Madrid lo saca desde donde quiere y con la pelota en movimiento, colgando el balón al área sevillista donde Valdano consigue el empate a 2 en el descuento.

    Para refrescar la memoria he acudido a la hemeroteca de ABC donde leo con cariño que nuestro querido @JFelixMachuca escribió una columna ese día sobre cómo habían vivido el partido «Los Ángeles de Cardo» (señoras del Moi de La Candelaria, Buyo y Pablo Blanco). Y, madre del amor hermoso. La portada de ABC del martes (el lunes no había periódico) la ocupaba la salida de García de Loza custodiado por un número ingente de policías. Y es que, según me cuentan los que allí estuvieron y lo recuerdan mejor que un niño como era yo, estamos ante el escándalo más grande que jamás se vivió en el Ramón Sánchez-Pizjuán. El “Manos arriba esto es un atraco” jamás resonará con aquella fuerza. No descarten que todavía haya gente bajo el escudo de Santiago del Campo esperando al gallego.

    El Sevilla de 26 de octubre de 1985 era un reflejo más de aquel Sevilla burbujeante al que se le iba el gas en cuanto estaba abierto algo de tiempo. De animarse cuando había un partido gordo, pero de acojonarse en cuanto cruzaba Despeñaperros. Un Sevilla mediocre que oscilaba entre el octavo y el decimosegundo puesto en esa década y al que los chiquillos no le veíamos futuro. Si a nosotros, niños de pelota, trompo y lima, nos dicen que a los 30 años iba a venir un maromo ataviado con un plumífero sin mangas montado en un patinete sin ruedas y que el Sevilla iba a ganar un título, tal vez nos creyéramos lo primero, pero lo segundo nos hubiera sonado a cachondeo. No veíamos futuro. Ni los niños ni aquellos no tan niños.

    30 años después aquellos niños volvimos del futuro. No vimos llegar al del patinete, pero vimos 4 títulos UEFA. Bueno: en realidad vimos levantar 8 copas conseguidas en 12 finales. Y, gracias a la última de ellas, el 21 de octubre de 2015, San Martin McFly, el Sevilla vuelve a jugar contra el más rico. Y esta vez en una competición que sólo unos pocos pueden disputar. Una fiesta de gala a la que estás invitado porque te lo ganaste siendo el mejor no una sino dos, tres y hasta cuatro veces. Vamos a casa del poderoso, recelosos de lo que nuestro dubitativo Sevilla de principios de temporada pueda hacer ante este mastodonte, pero con la ilusión intacta que te permite no dejar de soñar. Este plantel se ha ganado el crédito suficiente para permitirnos anhelar una hombrada tan difícil de conseguir como apasionante por lo que pobre del que quiera robarnos la ilusión.

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    Bienvenido, McFly (MC). Bienvenido Manchester City (MC). 

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    One Response to Back to the future, Sevilla

    1. Luisa
      21 octubre, 2015 at 9:21 am

      Mi primera vez fue con dos años y, cuentan mis lenguas antiguas, me pasé el partido llorando asustada por el griterio de los goles, así que debimos ganar.
      Ojalá también llore esta noche, esta vez de alegría.
      A very nice post, Mr. Álvaro.

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