• Árbitros y rastrillos

    by  • 23 febrero, 2015 • Fútbol, Sevilla • 6 Comments

    Vamos a tirar un poquito de memoria. No mucha, que es del año pasado.

    Álvarez Izquierdo tuvo un partido en el Sevilla-Valencia liguero de la 13/14 los que no gustan a los colegiados. Si los árbitros desean un partido alejado de jugadas difíciles y, si se dan, solventarlas de forma correcta, este señor tuvo una mala noche ya que no recuerdo un partido donde se dejaran de señalar más penaltis juntos a favor de un equipo. Hasta cuatro (un par de ellos clamorosos) no vio el trencilla catalán en el área ché, imagino que por esa ley no escrita de que cuando se ha pitado un penal, para el segundo te retraes un poco. Un partido complejo que no solventó bien. Mala suerte porque creo que Alvarez Izquierdo no es de los colegiados más flojos que hay.

    Sevilla Valencia

    A los pocos días se conocieron las designaciones arbitrales siguientes. El mismo colegiado nos pitaría en un mes escaso en la siempre difícil visita a Pamplona, lo cual hizo llevarse las manos a la cabeza a los obsesos de que al Sevilla le persigue una conspiración judeo-masónica en sede federativa o arbitral. En cambio, a otros, la designación nos gustó tal y como manifestamos en una deliciosa tertulia tuitera. La razón era el “efecto rastrillo”.

    Jean Paul Delahaye es el profesor matemático francés creador de lo que llama “effet rateâu”, que es ese sesgo según el cual el ser humano piensa que el azar debe estar suficientemente disperso y cuasi simétrico. Como lo que hace el rastrillo cuando surca la arena. Básicamente explica la tendencia que tenemos de pensar que el azar debe repartirse por lo que, sensu contrario, la aglomeración de circunstancias azarosas en el mismo sentido se tiene que deber a algo. Un par de ejemplos:

    Imagina que formas parte de una reunión de 50 personas. Te enseñan la mitad del listado y resulta que, curiosamente, las 25 personas han nacido en el primer semestre del año. Preguntas al encargado y te dice que es casualidad y que en la reunión no se discrimina por mes de nacimiento. Tras ello, inconscientemente piensas que las otras 25 (o al menos su gran mayoría) han debido nacer durante el segundo semestre para “igualar”. De hecho si tuvieses que apostar lo harías por ello aunque en realidad no hay ningún motivo extraordinario para que eso sea así.

    Otra aplicación práctica del “efecto rastrillo”, esta vez real. El otro día leí que la terminación más agraciada con el gordo de Navidad ha sido históricamente el 5 (obviaré el guiño que el azar nos hace con el hecho de que el 5 es quien tenga más premio). La que menos, el 1. En cambio la terminación más pedida entre los apostadores “profesionales” es el 1. En internet encuentran numerosos estudios sobre esta cuestión sin tener que rebuscar mucho.¿Por qué? Porque en el subsconciente pensamos que, como esto es azar puro y todos tienen las mismas posibilidades de salir (los surcos simétricos del rastrillo), el 1 tiene que ser agraciado las mismas veces a la larga que el 5. Y como lleva “desventaja histórica”, tiene que salir más en los siguientes sorteos. Así que ya saben: si su psique sigue al rastrillo, pidan el 1 y no el 5 en la próxima Navidad.

    Estos son un par de sencillos ejemplos del “efecto rastrillo”: tu mente intenta que dentro del campo del azar las líneas queden lo más paralelas posibles. En el fondo, el effet rateâu es una derivación de la “falacia del jugador” que ha salido en el blog en algunas ocasiones, según la cual si tiras una moneda y sale cara, inconscientemente apuestas porque a la siguiente va a salir cruz. Así, en el fondo, efecto rastrillo en realidad es una especie de ilusión irreal. El Gordo del año que viene tiene exactamente las mismas posibilidades de acabar en 5 que en 1. Pero, en cambio, en materia futbolísticoarbitrales pienso que sí existe. Y lo pienso, no porque estime que hay mala intención en los árbitros ni muchísimo menos. Ni porque “sean malos” como simplonamente se repite en sede futbolística. Lo creo porque estamos ante un sesgo cognitivo humano y, como he manifestado en más de una ocasión, convendría humanizar algo más a los árbitros. Creo que existe en sus dos vertientes:

    1. La aglomeración de circunstancias azarosas se tiene que deber a algo: efectivamente, Madrid o Barça suelen tener más arbitrajes cariñosos que al contrario, entre otras cosas, por la presión que desde todos los púlpitos se hace a los árbitros (recuerden, ¡no disparen al pianista!). Y porque el pez grande se come al chico, claro.

    2. El azar tiende a repartirse. Efectivamente, en los equipos “normales”, a un arbitraje malo le suele suceder uno bueno. De forma aproximada lo que te dan te compensan y la temporada suele ser el jardín zen más o menos trillado de forma regular. Y si no una temporada, pues un grupo de temporadas. La temporada 13/14 fue claro ejemplo, ya que analizando fríamente los partidos del Sevilla, sufrimos graves errores en contra en la primera vuelta y un número parecido a favor en la segunda. Incluso no hace tantos años (cuando había más fuerza en la Federación) considero que nos dieron más de lo que nos quitaron. En este punto, recordar que en esta casa se está en las antípodas del excusevillismo y del poresito falto de autocrítica que cada vez que suspende recuerda la manía que le tiene el profesor.

    Como digo, generalmente sucede que al pelotón que no estamos en la élite, a arbitraje malo con errores groseros le suele seguir uno bueno. Si el intervalo es corto (ojo a este importante matiz), se suele compensar de forma inconsciente. Alvarez Izquierdo nos privó de derrotar al Valencia pero, qué casualidad Miguelito, tuvo para con nosotros un arbitraje bastante amable en Pamplona. Obviamente no ganamos por él -ya que en el Reyno de Navarra recuerdo que tuvimos ocasiones para haber hecho un set- pero en el penal que pitó podía perfectamente hacer señalado falta de Víctor Machín. Es imposible saberlo, pero yo creo que, de habernos pitado un segundo (o tercer) penalty ante los de Pizzi, la jugada de Vitolo y Damià se solventa con falta del atacante. Incluso el “efecto rastrillo” hay veces que pasa en el mismo partido con la conocida en el argot como “ley de la compensación”, que le pasa hasta a los mejores. Al mundialista Velasco Carballo le ocurrió de forma clara en el partido de esta temporada contra el Celta.

    Como casi toda regla, la del rastrillo en periodos cortos también tiene su excepción que la confirma. Jocosamente la llamaré “la excepción de la zanja”. Los surcos suelen ser simétricos: en un espacio temporal determinado, una vez el árbitro te da, otra te quita; en una temporada te dan, en otra te quitan. Y al final, en un campo (temporada o series de temporadas) los surcos (“mangazos” en contra) y las montañitas (“mangazos” a favor) suelen equipararse de forma más o menos regular: a un surco le sigue una montañita en un corto espacio de tiempo. Pero en “la excepción de la zanja” la cercanía temporal ya no es tan importante. Es decir: si la avería es brutal, el espacio de tiempo pasa a segundo plano.

    Si hemos visto el efecto rastrillo en lo ocurrido con Alvarez Izquierdo en Valencia y Pamplona, dos paradigmas de la “excepción de la zanja” los encontramos en Iturralde González y Pérez Lasa.

    Después del arbitraje de Mallorca, ya en los anales de la historia sevillista por privarnos de la posibilidad de competir la liga 06-07 en su última jornada, el trencilla vasco no podemos decir que fuese árbitro de cámara sevillista, pero casi. Los siguientes seis partidos que nos pitó, los ganamos los seis (incluida victoria al Real Madrid). Y uno, que lleva viendo fútbol desde que tenía pañales, notaba que cada vez que nos pitaba, intentaba agradar. Sin embargo, eso no implica que el sevillismo olvide ni perdone la afrenta de Mallorca; si Iturralde viene a Sevilla en el 2040 le dirán que nos privó de ganar aquella liga (lo cual, por otro lado, tampoco es así)

    Con Pérez Lasa pasó algo parecido. Tras los numerosos problemas que nos produjo en los famosos enfrentamientos con Osasuna (en Sevilla se tenía enfilado a este árbitro como en mi vida vi que pasara con otro), el porcentaje de victorias fue apabullante. Tras “lo de Osasuna” nos pitó en 18 ocasiones desde 2006 hasta su retiro: 13 ganados, 4 empatados y 1 perdido. Con Pérez Lasa, tenemos un porcentaje de victorias del 55 % (desconozco si tenemos algo parecido con otro)

    Diogo 2

     Diogo

    Así que sí. Comprendo que la gente arda ante el arbitraje de Teixeira al perdonarle dos veces al menos la segunda tarjeta a De la Bella y dejar de pitar uno de los penaltis más claros de la historia de la humanidad, como demuestra la pierna de Diogo, foto vista en twiter

    Pero a llorar, al parque. Los que se escudan en que los árbitros lo tangan de forma recurrente cada vez que la cosa viene mal dada no son más que mediocres incapaces de asumir errores, por lo que me rebelo cuando noto que algo así ocurre en sede sevillista. Ni hay conspiración contra el Sevilla, ni Fernando Teixeira Vitienes tiene nada contra el Sevilla. Con él no tenemos una mala estadística en general (con él hemos perdido sólo el 25% de las veces que nos ha pitado) e incluso ganamos en Anoeta en el 2007, le metimos una manita al Betis hace poco o goleamos 0-4 en San Mamés. Ayer tuvo un mal día, cosa bastante habitual porque no es de los mejores, pero al igual que lo tuvo González González en el partido contra el Español donde nos benefició claramente después de no expulsar a Beto tras su patada de Kung Fu a Salva Sevilla. El Sevilla de la 14/15, en mi opinión, está siendo tratado de una forma bastante equitativa con los árbitros; ni nos están dando ni nos están quitando. Como suele pasar de forma general a los equipos que no ocupamos el podio liguero, vamos. Así que sí. La de Diogo fue una de las jugadas más flagrantes que hemos visto en la vida, pero sólo hay que ponerla como atenuante para venirnos de vacío por detrás, muy por detrás, del esperpento defensivo que vimos en Anoeta. 

    Esperemos que en aplicación del «efecto rastrillo y los errores groseros», tengamos un arbitraje algo más amable la próxima vez que nos pite el señor Fernando Teixeira Vitienes

    About

    6 Responses to Árbitros y rastrillos

    1. Antonio
      23 febrero, 2015 at 8:29 am

      Para «errores groseros», los de Arribas, don Alejandro…

    2. wal2
      23 febrero, 2015 at 10:05 am

      Si los que hablan de fútbol, y no digo nada de los que son periodistas, tuvieran el nivel de conocimientos y objetividad que muestras en cada escrito, sería una delicia y un disfrute leer, escuchar y/o ver tertulias deportivas, lo que obviamente parece una quimera hoy en día.
      Felicidades

    3. Pepe Arjona
      23 febrero, 2015 at 10:37 am

      Muy interesante su exposición Álvaro.
      Abre con su comentario, un melón clásico de la historia de nuestro Fútbol. Lo comparto en gran medida pero con algún matiz.
      Centrándome de inicio en el partido de ayer, considero que, Alejandro Arribas es un buen jugador que tuvo un día horrible. Mientras que Fernando Teixeira es un pésimo árbitro -comprobado durante muchas temporadas-, con un día habitual.
      El «Effect rateau» que desarrolla en su comentario, está manejado en nuestras competiciones, por un sórdido, hermético y opaco Colegio Nacional de Árbitros.
      ¿Cómo puede ser, que haya tan dispar interpretación del Reglamento entre colegiados?
      Que el uniprovincial Colegio Arbitral Cántabro, por ejemplo, cuente con 2 árbitros (10% del total) en las competiciones. Que curiosamente sean hermanos, y además, técnicamente pésimos.. ¿Cómo se puede entender?
      Asumo y comprendo el error humano. Es normal que se produzca, y mucho mas probable, desde la manifiesta incapacidad. Pero la flagrante manipulación que se evidencia en el estamento arbitral, desde tiempo inmemorial, debe desaparecer.
      Resulta grotesco comprobar el inusitado interés, de los mandatarios del CSD y de la LFP, por sancionar actitudes, expresiones o indumentarias de aficiones. Y sin embargo, no les preocupa la formación, transparencia y equidad, de los que deben impartir justicia deportiva.
      Salud amigo.

    4. 23 febrero, 2015 at 12:59 pm

      Saludos.

      Felicidades por el artículo, Álvaro. Alabo tu ponderación, buen criterio y ecuanimidad.

      Sin embargo, debo disentir porque, como sabes, los que hurgamos en la Historia hemos visto demasiadas veces arbitrajes viciados interesadamente. Como Pepe Arjona (excelente reflexión, por cierto), puedo aceptar el fallo humano. Lo que no admito (y ni las matemáticas desarrolladas por eminencias de Premio Nobel me convencerá de ello), es el fallo reiterativo y contumaz para depende quien y, por contra, a favor de quien.

      Igual tienes razón y al final de temporada se equilibran los arbitrajes, pero ése cómputo total y depende como se lea, puede dejarte arriba, abajo, en UEFA o en Champions. O en Segunda. Lo de Mallorca, casualmente, es ejemplo ideal: ¿de qué nos sirvió la ristra posterior de arbitrajes «amables» del tal sujeto aunque cuadraran ésas cuentas? Era aquel partido el decisivo, el que verdaderamente importaba, el que nos hubiera colocado muy cerca de nuestra segunda Liga. El que hubiera apartado del título a los que están «obligados» a ganarlo año sí, año también. Insoportable, sospechosamente insoportable. Mal negocio.

      En aquel partido, las «matemáticas» del sujeto nos apearon en el último momento, a punto de tocar la gloria de nuevo. He visto el partido muchas veces y no logro convencerme del fallo humano. Todo lo contrario, cada vez apesta más para mi. Luego, el tal sujeto, llegaría a declarar que lloró viendo las repeticiones del partido y sus fallos. Pues si hay que ser falso e hipócrita, se es y no pasa nada. El talegazo ya está a buen recaudo.

      No puede ser equilibrado que veamos cada semana que dos o tres Equipos tienen licencia para pegar patadas y puñetazos, piscinear, romper tendones, músculos, huesos… y no les pase nada mientras que, en los demás y en algún caso parecido, se eleve a la categoría de enemigos del Estado a los responsables.

      No puede ser equilibrado que los árbitros soporten estoicamente, durante los partidos, las agresiones verbales de depende quien y chuleen despóticos a otros quienes de menor cuantía, de menor entidad.

      No puede ser equilibrado que la suma de errores «humanos», siempre se decante de dos o tres partes. No puede ser.

      No puede ser equilibrado el muy bajo nivel técnico de los árbitros españoles. En otras ligas (que veo a menudo), el fallo arbitral es la excepción. Aquí, la regla. Pocos partidos terminan sin polémica de parte del trencilla. Pocos. En pocos partidos, también, se califica la actuación de los colegiados como buena, muy buena o brillante. Mira las estadísticas y no nos dejemos engañar por los medios que, como sabes, defienden lo que defienden. Y si no, lee las actas arbitrales que son, técnicamente hablando, un completo manual de camuflaje interesado, viciado y en ocasiones, perverso. No se puede decir tanto con tan pocas palabras.

      Solo el hecho de que «compensen» errores durante los partidos, da ya una idea del nivel.

      Solo el hecho de que «compensen» en otros partidos, es señal de su incapacidad.

      Solo el hecho de que no señalen infracciones porque sean «la primera» o porque apenas se lleven unos minutos de partido, muestran sus deficiencias para juzgar adecuadamente.

      Solo el hecho de que cada árbitro interprete el reglamento a su manera, es deplorable, inadmisible.

      Solo el hecho… podría llevarme dos horas con los «hechos».

      No puede ser casual ni matemático. No lo es. Hay dos tipos de arbitrajes y los que no pertenecemos al grupo de los privilegiados, históricamente, lo sabemos de sobras. Demasiado que lo sabemos. Demasiado lo padecemos.

      Y como dice Pepe Arjona, es un mundo tan demasiado oscuro e impenetrable que no puede significar nada bueno y de hecho, no lo significa. Juzgan, en muchas ocasiones, saltándose a la torera las leyes generales y la Constitución.

      No, Álvaro. Perdona pero no puedo estar de acuerdo contigo, globalmente y en éste artículo, porque las evidencias contrarias son mayoría abrumadora. Desde siempre y aunque alguna vez y de forma esporádica, seamos los beneficiados. El desequilibrio es patente, latente y evidente. Y mientras más bajes en el ranking de clubes… lastimoso.

      No hay posible control sobre el Estamento porque no interesa. Y un Estamento que designa, ampara y regula el propio organismo del fútbol (y que no es, por tanto, independiente), apesta.

      A mi, de letras, no me salen las cuentas. Lo siento.

      Felicidades de nuevo y cuídate.

    5. Alvaro
      23 febrero, 2015 at 6:35 pm

      Muchas gracias a todos por los comentarios y las palabras de cariño

      En el fondo creo que todos hablamos de lo mismo. Al igual que es normal que Arribas falle más que Pareja, porque para eso es peor, también es normal que Teixeira falle más porque para eso es de los árbitros con más limitaciones

      Y no creo que disentamos tanto, amigo Algarivo. En el post se comenta que el pez grande se come al chico y que las prebendas que dos o tres equipos de la liga tienen, pues no las poseemos los demás. Vamos: más claro no lo puedo decir. Pero, en el mundo de los normales, creo que el Sevilla no es equipo especialmente perjudicado. Pienso que al Sevilla no lo benefician (ni perjudican) más que a la Real, el Español o el Granada por decir alguno. Hay años que sales algo mejor y otros algo peor. Pero, en el fondo, terminas empatando con tus iguales. De eso iba el post.

      ¿Que los grandes juegan en otra liga? Es que de eso no hay la más mínima duda. Si en vez de a Diogo es a Carvajal, hoy Teixeira tiene que emigrar

      Mira: tengo un amigo árbitro de regional sevillana. Y me decía que lo de Ronaldo en Córdoba es una vergüenza. Los árbitros de regional expulsan a uno y escriben el acto según lo que vieron: en 1ª división el árbitro expulsa a uno y luego puede ver la jugada 80 veces en el vestuario antes de rellenar el acta. El árbitro de Córdoba rellenó el acta de una sutil forma para que no le empuraran con cuatro partidos.

      En lo que no puedo estar más de acuerdo es en lo que comentáis y que ya he manifestado en varias ocasiones. Hay un problema de base. El colectivo arbitral no es más que el trasunto del fútbol español: huele a cerrado. Y no hay pinta de que se quiera airear

    6. Luisa
      23 febrero, 2015 at 8:40 pm

      A mí la estadística me da dolor de cabeza. Me quedo con el penúltimo párrafo que suscribo de cabo a rabo. A llorar al parque y haber metido menos la pata atrás!!

    Responder a Antonio Cancelar la respuesta

    Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *