La pareidolia de Boskov
by alvayanes • 21 mayo, 2014 • Miscelánea, Sevilla • 4 Comments
La suerte en el fútbol. Primera parte.
(Escuchando de fondo “Mi gran noche” de Raphael)
Antes de empezar, me gustaría pedirles un ejercicio que sólo les llevará 10 segundos. ¿Qué hay en estas dos fotos? ¿Te sugieren algo? Piénsalo 10 segundos y sigue leyendo.
(impresionante @MiguelMorenatti)
Las imágenes te han inferido una de estas dos opciones, aunque me inclino a pensar en la segunda más que en la primera: o una imagen de una pescadería y una montaña, o unas rodajas de bonito de cachondeo y un rostro humano.
A este fenómeno se le llama pareidolia y se explica por la sempiterna tendencia humana a buscar patrones donde en realidad no hay más que azar. Hay millones de montañas repartidas por el mundo, cada cual de una forma. Y porque ésta de Provenza nos pueda recordar una cara, se tiende a buscar causas de una forma en ocasiones hilarante hasta el punto que son innumerables las “explicaciones” sobre porqué esa montaña tiene forma de cara. No tengo la menor duda de que los que piensan que han venido unos extraterrestres a hacerla golean en número a los que opinamos que simplemente los efectos de la erosión, los vientos, las lluvias y el azar han hecho que ese saliente parezca un rostro.
En el fútbol, el fenómeno de la pareidolia está también plenamente presente en nuestra obsesión por buscarle explicación a todo, lo cual propicia que en ocasiones despreciemos la presencia de la causa azarosa. Evidentemente es un juego donde suele ganar el que mejor hace las cosas, pero donde no podemos obviar que no hablamos de matemáticas. Trabajando, haciendo las cosas bien y con buenos mimbres se minimiza este hecho y ni que decir tiene que si tu guardián es Palop, estás menos al socaire del azar que si es Eboue. Pero muchas veces las cosas suceden porque suceden e intentar explicarlas continuamente no es una pérdida de tiempo y energías (porque debatir sobre fútbol no lo es) pero sí desprecia un valor inherente al mundo balompédico. La filosofía de Boskov (“Fútbol es Fútbol” o “El fútbol es así”) resume todo esto.
Hablando de Don Andrés, uno de sus partidos define lo que quiero decir. En el choque famoso del Shaktar hicimos un partidazo escandaloso donde tuvimos incontables situaciones de gol hasta el minuto 92. En cambio, en el 93 el portero sube y mete el gol del empate de cabeza. Un partido de 2-6 clamoroso se solventa con tablas ¡tras marcar el portero!. ¿Obedeció eso a algún patrón? ¿Se hicieron mal las cosas desde el minuto 0 al 92? ¿O tal vez lo que pasó fue derivado de «la pareidolia de Boskov»; las cosas a veces pasan porque tienen que pasar y el fútbol es así? ¿Lo que sucedió en ese partido fue suerte o fue mala suerte? Está asentado en el psique del aficionado que en Donetsk nos clasificamos por suerte, pero en realidad no fue así ¡ni de lejos! como sabemos los que vivimos aquello. Lo que pasa es que siempre uno tiende a recordar lo excepcional sobre lo cotidiano. El fallar ocho clamorosas como aquel día sucede de vez en cuando pero que el portero marque un gol, pasa una vez cada cien temporadas.
(goal.com)
¿En Valencia nos clasificamos por suerte? El que quiera ser tan simple como para eso, me parece muy bien. La influencia de la suerte, todo lo más, sería en consonancia con lo apuntado por Voltaire
“Suerte es lo que sucede cuando la preparación y la oportunidad se encuentran y fusionan”.
Intentaré hacer esto carne con un ejemplo. Si tu última jugada en el descuento es un saque de banda y suben el central para peinar y el mediocentro para rematar y estos son -con todos mis respetos- Jordi Figueras y Verdú, las posibilidades de que el azar caiga para tu lado son menores que si los que suben son Fazio y M’Bia, jugadores que deben estar en el top ten mundial en pelota parada ofensiva.
El fútbol es tan maravilloso que nos podemos llevar horas debatiendo sobre lo inexplicable. Que el partido del Levante en casa no se gane después de tener incontables ocasiones y que sí se haga el de Vallecas donde el juego ofensivo prácticamente se circunscribió a la pelota parada, forma parte de este fenómeno de masas apasionante. Que dos errores arbitrales en un partido vigués determinen que un encuentro de 0-1 acabe 1-0, es fútbol. Que en la ida de Europa League con el Betis no marcásemos lo menos tres o que el Valencia en la vuelta no nos colara cinco demuestra lo relativo que es todo. F-U-T-B-O-L
¿Tan difícil es ver por qué este deporte es diferente al resto?
Mañana publico la segunda parte del análisis.
Gran reflexión. El factor «suerte» que duda cabe existe, pero como dices no es lo mismo tener a Fazio y a M’Bia para intentar una última jugada en el último minuto del descuento que a Sabas y a Onésimo.
Mi respuesta al respecto a todo el que venía y me decía el día después del partido contra el Valencia «¡Vaya suerte que tuvisteis!» fue: «Suerte un carajo, que hemos fichao a un negro que salta un par de metros capaz de meter un misil con la shorla en el minuto 93 y fin de la historia»
Me guardo el comentario en espera de la conclusión del artículo 😉
Gracias a ambos por los coments
#1. Es que eso es claro, amigo Rinati. Es como cuando dicen «qué suerte de ganar en la lotería de los penaltis….» Hombre. Sí y no. Porque la lotería es más fácil que te toque si llevas varios boletos comprados. Y el Sevilla, en la figura de su entrenador de porteros, había visto TODOS los penales lanzados por el Benfica en los dos últimos años. Algo tendrá que ver ¿no?
#2. Si quieres, Rafa, ve pegándole un repaso a Umberto Eco 🙂
Buen comentario amigo… Viva nuestro Sevilla F.C!!!