• La importancia del momento

    by  • 21 octubre, 2016 • Fútbol, Sevilla • 1 Comment

    (Escuchando de fondo “Sureños” de Silvio y Sacramento)

    En el Libra por Libra nos planteábamos el debate sobre si Unai Emery era el mejor entrenador de la historia del Sevilla. Partiendo de la impepinable dificultad que implica el comparar épocas, si metemos en una coctelera el hecho de cómo cogió el equipo, la inestabilidad accionarial, los mimbres de los que dispuso, los logros conseguidos, rivales, etc. yo entendía que, haciendo el símil boxístico de “libra por libra”, era el mejor. Hay que hacer constar que cuando se escribió dicho artículo, “lo único” que tenía en su palmarés sevillista es la UEFA Europa League conquistada en Turín. Y es que ceñirse al palmarés grupal para ver si individualmente uno es mejor que otro implica una reducción al absurdo tal que te hace considerar mejor jugador a Arbeloa que Banega o a Robert Horry que a Michael Jordan, de ahí que ese debate fuese planteable en ese instante donde su palmarés distaba de otros como Encinas o Juande. Los títulos son solo una cosa más: con Roberto Alés al mando, el Sevilla baja a segunda y creo que coincidimos todos al decir que eso no implica que deba catalogarse como uno de los peores presidentes de nuestra historia. Faltaría mas.

    Ni que decir tiene que, al menos para quien suscribe y para rematar con el tema Emery, visto lo conseguido las dos temporadas siguientes tras aquel título turinés -aun cuando verano tras verano le descuartizaban la plantilla- dicho debate resulta ocioso. Y ahí lo dejo, que esto es solo la entradilla.

    Pero ¿Y el mejor presidente? ¿Quién es?

    En este sentido, y porque sí creo que en este punto resulta especialmente delicado comparar épocas pretéritas no vividas, no trataré figuras como Johnston, que inició esta locura, o ese visionario llamado Ramón Sánchez-Pizjuán. Por todo ello y mucho más, si creo que resulta imposible decir quién es el mejor Presidente de nuestra historia. Pero sí me parecía de justicia realizar un post analizando los tres que han ocupado la poltrona en este siglo XXI. Partiendo de la base de que en cuestiones puramente deportivas los tres lo han bordado ¿quién ha sido/es mejor? ¿Alés, Del Nido o Castro? Los argumentos vendrán ahora pero les adelanto desde ya mi conclusión: lo importante es que, lo que el Sevilla necesitaba en cada momento, se lo dio el Presidente que dirigió en cada momento. No hay uno mejor que otro: cada uno era justo lo que necesitábamos. La linealidad temporal ha sido, simplemente, perfecta.

    Foto javisfc.com

    Don Roberto Alés accedió al cargo de Presidente del Sevilla en febrero del año 2000 tras los dislates producidos en los mandatos de los señores Escobar, De Caldas y Carrión, encontrándose una sociedad absolutamente muerta en lo deportivo, volcánica en lo social y caótica en lo económico. Tras consumarse el descenso, Don Roberto, lejos de amilanarse, tomó el toro por los cuernos pintándonos a los sevillistas la realidad de los hechos, en un club donde la tesorería no daba ni para balones. Dijo la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad, colocando en los dos puestos claves a dos sevillistas currantes y con hambre. Entre Alés, Caparrós y Monchi el Sevilla fue construyendo unos cimientos de lucha, casta y coraje.

    Sin lugar a dudas, fue el Presidente que el momento requería. Su sapiencia, templanza, señorío y sinceridad resultaron determinantes. Era el Presidente ideal para ese momento y, en mi opinión, si los Presidentes hubieran sido en ese instante Del Nido o Castro, lo hubieran hecho peor que Don Roberto.

    Foto ABC de Sevilla

    José María del Nido Benavente accedió a la presidencia en mayo de 2002. La entidad, ya en primera y con los pilares deportivos fuertes que te seguían dando Caparrós y Monchi, necesitaba un impulso que, o por forma de ser o por edad, resultaba un poco excesivo para Roberto. El Sevilla precisaba de nuevos bríos y, si me apuran y entiéndase lo que digo, de cierto punto macarra. Del Nido irrumpe como un ciclón, dice que la deuda es calderilla, vende a Reyes para quitarle telarañas la caja y sueña con un Sevilla glorioso. Desde una osadía sinvergonzona revive el dormido gen del campeón , levantando el primer título europeo que la historia vio cruzar Despeñaperros. Su estricta labor como mandatario de la nave, con la frialdad de la perspectiva no se puede más que calificar como esplendorosa.

    Sin lugar a dudas, fue el Presidente que el momento requería. Su vehemencia, audacia y fuerza resultaron determinantes. Era el Presidente ideal para ese momento y, en mi opinión, si los Presidentes hubieran sido en ese instante Alés o Castro, lo hubieran hecho peor que José María.

    BUS EN PTA JEREZ

    José Castro Carmona accedió a la presidencia a finales de 2013 tras la forzosa marcha de José María del Nido. Se encontró una entidad en un momento complicado ya que los últimos años de su magnífico predecesor habían estado marcados por una mala gestión del éxito lo que, unido a una deficiente transición en el banquillo post Juande, una suerte de fichajes rarunos y extraños compañeros de cama, habían llevado a la entidad otra vez a una compleja situación deportiva, económica y social. Además, y por un sector de aficionados y prensa, se dudaba de su capacidad para tamaño cargo por sus limitaciones en ciertos aspectos. Pero hete aquí que tiene una virtud muy importante: alejado de cualquier arrogancia es consciente de que hay gente que hace mejor que él ciertas cosas y sabe delegar. Además su templanza a la hora de lidiar cuestiones internas accionariales a punto de explotar, consigue que lo que parecía imposible termine en armisticio. En temas deportivos confía a carta cabal en el tandem Monchi – Emery cuando se les discutía y, bueno, mirando las vitrinas ya sabemos lo que ha venido después.

    Sin lugar a dudas, fue el Presidente que el momento requería. Su capacidad para delegar, sosiego y moderación resultaron determinantes para que la nave siguiera el rumbo adecuado. Era el Presidente ideal para ese momento y, en mi opinión, si los Presidentes hubieran sido en ese instante Alés o Del Nido, lo hubieran hecho peor que Pepe.

    Por todo ello, valga este post de reconocimiento a, cada uno en su estilo, tres fantásticos presidentes que desde el punto de vista estrictamente deportivo hemos tenido la suerte de disfrutar que han sumido al sevillismo en un Wobegon de nunca acabar.

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    One Response to La importancia del momento

    1. Juanpirus
      26 octubre, 2016 at 1:14 pm

      Para mí, el Sr. Castro en tema de marketing, no está muy bien asesorado.

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