• Sin Dios, patria ni justicia; sólo Sevilla, Nervión e hierro

    by  • 4 mayo, 2016 • Competiciones UEFA, Fútbol, Sevilla • 3 Comments

    Por Ernesto López de Rueda

    (Escuchando de fondo «De acero» de Extremoduro)

    De acero soy de la cabeza a los pies

    y el cielo es solo un trozo de mi piel.

    Cada uno somos en cierta manera prisioneros de nuestras circunstancias y en nosotros mismos está el trascender de ellas. Se puede hablar en sevillista de ello, lo hace un infantil prisionero del ascenso del 75 cuando mis padres me regalaron el primero de mis 41 abonos no consecutivos, pues falta uno en la colección. Entonces aprendí que no todo era celebración. Mi padre estaba contento mas no feliz, no gozaba celebrando un ascenso por más que la Copa del 48 le cogiera con 12 años. Él, en sevillista, fue hijo de la travesía del desierto, salpicada por un viaje a la final de Madrid del 55 como polizonte en un vagón de tercera acompañado por mi padrino que alcanzó el tercer anillo poco después de ganar a la Juve. Tuvo que aguardar gallardamente otros 31 años para celebrar la Copa de Eindhoven sabiendo que sus hijos lo representaban allí, a él y a su sevillismo forjado y mantenido en la adversidad.

    Si mi memoria sevillista infantil se asocia a aquel 75, la juvenil lo hace a las semifinales perdidas con Madrid y Sporting, a la eliminación ante el Algeciras a las que sucederían después otras ante Castilla, Eíbar y cualquiera que se atravesase en el camino del Sevilla. La adulta debuta con un doloroso vínculo al gol de Poyet en tiempos de las férreas quejas de “otro año igual” o los no menos lastimeros hechos de agosto del 95.

    Hasta enero de 2006, cuando tras el regreso del paréntesis liguero navideño, Adriano Correia y Saviola exteriorizaron el sentir del vestuario: ¿Por qué la UEFA no podía ser nuestra? Y así la asieron la cohorte de mercenarios marcados ya para siempre de forma indeleble por el estigma sevillista en la piel del corazón. Acompañados de una tropa tan elegante como atrabiliaria, unas mesnadas que supieron transmitir a los nuestros, a los ingleses y a cualesquiera otros, que aquella Copa era nuestra, que de los tercios viejos de Flandes enarbolábamos nuevas banderas y divisa: Sevilla, Nervión e hierro. Que no hay más justicia que la de tomar al asalto lo que es nuestro. Que el hambre de medio siglo, el contemplar como resultaban aniquiladas y derrumbadas generaciones que tocaron la gloria solo para contárnoslo para que porfiáramos nuevamente por ella, marcaría a generaciones de sevillistas, a los tercios nuevos flanqueados por los supervivientes del tránsito por el desierto.

    Y eso toca hoy, formar los cuadros indestructibles que han paseado al Sevilla por Europa hasta motivar que la sola pronunciación de su nombre descomponga los rostros de los adversarios; hacer sonar los viejos tambores con el ritmo pausado de siempre que anuncia la llegada del Sevilla y los suyos. Tiempo hubo para derrotas pasadas y aún recientes, pero que nunca nadie diga de este club y de los suyos, de los hijos de esta ciudad, que se entregaron sin verter el último esfuerzo por conseguir otro imposible, por conquistar otros mundos como llevamos siglos haciendo los sevillanos, por clavar la pica de Sevilla en el corazón mismo de Europa para anunciar que el campeón sigue de pie pese a sus heridas. Una escuadra que afronta su duelo sabedora que de vencer, le esperan a la vuelta de la esquina dos gigantescas batallas, pero que nunca estará sola, que siempre formarán con ella todos los que quedemos para contar la gloria a la que vienen como la escuchamos de quienes dejaron sus huecos en las filas.

    copasSalmon

    ¡Vamos Sevilla! ¡Vamos campeón de nuestros sueños!

    @NODOSF1890

    About

    3 Responses to Sin Dios, patria ni justicia; sólo Sevilla, Nervión e hierro

    1. Pingback: Destacados Blogosfera: 'Sin Dios, patria ni justicia; sólo Sevilla, Nervión e hierro' por Ernesto López de Rueda - Vamos Mi Sevilla 5.0

    2. alejandro cadenas
      4 mayo, 2016 at 8:07 pm

      Empieza todo a calentarse, nervios en el estomago y cosquilleo que recorre el cuerpo hasta el cerebro.

      Vamooosssssssssss

    3. 5 mayo, 2016 at 12:33 pm

      Jo, no puede expresarse de forma más acertada lo que siento. Quizás, un muy poco más jóven que tú, mi memoria se pierde en un Biri Biri, y mi primer carnet, recogido en la calle Harinas, fué con la llegada de Bertoni, pero recuerdo ese Sporting del que conservo en cassette un trozo de ese Sporting-Sevilla copero; una ilusión sin límites con el Sevilla y sus comienzos de los ochenta y noventa y la desilusión de los finales de cada una de esas temporadas; de Poyet y Luis Aragonés defendiendo de esa maldita Copa; de la travesía segundona de finales y principios de siglo; del robo de Valdano y sus secuaces en la otra semifinal; y… de la Gloria que cimentó Caparrós y Alés y, por fín, y que dure por muchos años, de Eindhoven, de Glasgow, de Madrid, de Barcelona, de Turín, de Varsovia y…,¿por qué no?, de Basilea.

    Deja una respuesta

    Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *