• Un showman llamado Radi

    by  • 16 agosto, 2016 • Sin categoría • 0 Comments

    POR EL TRINCHE CARLOVICH

     

    Los tres palos son la cárcel del portero. Pero yo logré escaparme

    René Higuita

     

    Aunque la función principal de un portero es intentar evitar que perforen su portería, resulta innegable que el fútbol moderno obliga a los guardametas a un dominio del juego con los pies que no se exigía antaño. Es más: se ha llegado a un punto donde si el portero no controla el partido en su dimensión global o no sabe jugar bien con los compañeros, se duda de él, circunstancia esta novedosa en este siglo, ya que anteriormente el juego de pies era cualitativamente poco importante en los porteros al permitirse las cesiones. Y, realmente, el mundo descubrió que un arquero tenía que hacer algo más que evitar goles cuando una suerte de porteros noventeros sudamericanos (Chilavert, Rogerio o Higuita) nos mostraron una serie de aptitudes distintas a las tradicionales. No obstante, décadas antes ya hubo uno que, no sólo dominaba la pelota con la calidad de cualquier jugador de campo, sino que esto lo llevaba a su máxima expresión hasta el punto que cogía la pelota y se ponía a regatear o a subir la banda como si de un lateral profundo se tratase aunque el campo fuese un patatal, como podemos ver aquí. Un yugoslavo que fue el primer extranjero de la Bundesliga con una repercusión tal en una ciudad tan futbolera como Munich que, en una ocasión donde un periódico realizó un ránking de personas conocidas en la ciudad bávara, quedó detrás de J.F. Kennedy. Petar “Radi” Radenkovic: un showman dentro y fuera del campo.

    Y es que Petar Radenkovic, nacido en Belgrado el 1 de octubre de 1934, llevaba en la sangre el espectáculo, al ser su padre uno de los guitarristas yugoslavos más famosos de la época que incluso cambió su balcánico nombre por el artístico de Rasha Rodell para tener difusión internacional. Rodell estaba de gira por Estados Unidos acompañado de su esposa cuando estalló la II Guerra Mundial, por lo que permaneció en territorio norteamericano durante el conflicto al no poder volver a tierra yugoslava. De hecho, allí nació Milan, el menor de los Radenkovic, también dedicado al espectáculo al ser figura de cierta importancia en el garaje rock norteamericano de los 60-70 bajo el sobrenombre de Rick Rodell “El chico de cuero”. Milan murió a los 29 años

    Belgrado, hoy capital de Serbia, fue una ciudad que vivió de forma encarnizada los rigores de la guerra, principalmente tras el bombardeo de 6 de abril de 1941. Se calcula que además de los cuantiosos daños de todo tipo que sufrió la ciudad, más de 50.000 personas perecieron en el primer lustro de la década de los 40. En dicho ambiente bélico creció el joven Petar, criado por su abuela, graduándose en secundaria al tiempo que jugaba al fútbol de manera destacada como portero. Tras pasar por algunos equipos menores locales, ingresó en la cantera del Estrella Roja hasta que en 1953 fichó por el OFK Belgrado, donde se destapó como el mejor portero del país. Eran años de vino y rosas para el OFK cuyo fútbol preciosista (se les apodó “los románticos”) les valió para estar siempre en los puestos nobles del fútbol balcánico, destacando 1955 donde ganó la Copa de Yugoslavia y fue subcampeón de liga. Radenkovic era una de sus estrellas por lo que fue convocado, primero por la la selección Sub 23 (debutó en un 3-3 contra Alemania) y después para defender la portería de Yugoslavia en los JJOO de Melbourne en 1956, donde hicieron un campeonato sobresaliente al obtener la medalla de plata trae caer 1-0 en la final contra la potente Unión Soviética de Igor Netto, Streltsov y Yashin ante casi 87.000 espectadores. Aquel día recibió un regalo que hoy sigue guardando como oro en paño: los guantes de “la araña negra”.

    A la vuelta de Melbourne contrae matrimonio con Olga Boric, destacada jugadora del Estrella Roja de baloncesto femenino, en un final de década bastante convulso ya que es reclutado por el ejército, lo que le impidió estar en el Mundial 58. Además, a su vuelta encuentra fuerte competencia en la portería del OFK que había fichado a Krivokuca, 6 años mayor que Radi y titular en la selección nacional. Tras ello intenta de forma infructuosa recalar en el Estrella Roja para estar en el mismo club que su esposa, pero encuentra impedimentos por sus enfrentamientos con el Gobierno, por lo que en a finales de 1960 abandona el OFK para emigrar a Alemania.

    En esa época, el fútbol germano se componía de cinco Oberligas territoriales que terminaban unificándose en una fase final nacional. Radi fichó por el Wormatia Worms que jugaba la Oberliga West hasta que en 1962, firmó por el Munich 1860 de Max Merkel. En 1963 nace la Bundesliga tal y como la conocemos hoy, con 176 jugadores, donde solo 4 eran extranjeros pasando nuestro Radi a la historia como uno de ellos. Curiosamente, en esa primera Bundesliga del 63 no se permitía más de un equipo por ciudad por lo que el Munich 1860 fue el seleccionado al quedar por delante del Bayern en la Oberliga Sud anterior. El Bayern Munich tuvo que esperar una temporada para llegar a primera tras derrotar al St.Pauli en la promoción de ascenso el día que debutó (con gol) un chaval de 18 años apellidado Beckenbauer.

    Aunque ya tenía una dilatada carrera, se puede decir que en ese momento llego la explosión del portero en todos los sentidos. Y es que no sólo es un felino entre los tres palos sino que empieza a modernizar su fútbol, actuando como libero en muchas ocasiones y siendo el encargado de sacar el balón jugado del ataque muniqués. Radenkovic es un espectáculo, aunque en ocasiones sus excesos provocaban infartos en la grada como, por ejemplo, el día en que en un derbi contra el Bayern Munich no solo sale con el balón jugado sino que regatea a un contrario. Después, a otro, a otro, a otro y así hasta convertir la jugada en maradoniana ya que se va de seis antes de dar un pase.

    A pesar de la compleja relación de Merkel con los futbolistas, todo va rodado en el Munich 1860 del conocido en Sevilla como “Míster Látigo”, levantando la Copa de Alemania de 1964 tras derrotar por 2-0 al Eintracht, lo que les vale para jugar la Recopa de 1965. Tras un primer cruce sencillo contra el campeón copero luxemburgués, eliminan sucesivamente a Oporto, Legia Varsovia y al gran Torino plantándose en la final contra el West Ham de Bobby Moore y Hurst que los derrotó por 2-0 en Wembley. En ese partido se produce una jugada que define a Radi. El mítico Martin Peeters ve desmarcado a Hurst enviándole un pase de 40 metros. El delantero inglés va a recoger la pelota en la frontal cuando, sin saber como ni de donde, ve como el portero de Belgrado sale del área y le arrebata el balón de los pies antes de que éste controle. Kenneth Wolstenholme, comentarista de la BBC, chillaba en la cabina tras ver la inédita acción del portero líbero. En este reportaje de dicha final, podemos ver varias salidas del área y alguna que otra buena parada del yugoslavo.

    Los éxitos continuaron en 1966, ya que el Munich 1860 levantó la única Bundesliga que hay en sus vitrinas, mientras que Radi seguía con su show dentro y fuera del campo. Si en los partidos hemos visto como era la revolución, fuera no sería menos, protagonizando escándalos como aparecer disfrazado de preso con el número 1860, lo cual enfureció a las autoridades alemanas, todavía con las heridas frescas del nazismo. Por otro lado desarrolló su faceta de cantante grabando una extraña y pegadiza canción, mezcla de inglés, alemán y un dialecto serbocroata llamada Bin I Radi, bin I König” que fue un auténtico éxito. En la pegadiza canción, que se podría traducir por «Yo soy Radi, yo soy el Rey» aparece el excéntrico guardameta parando balones rodeado de tiroleses. Apariciones en televisión, 400.000 singles vendidos y varias semanas en los principales puestos de las listas alemanas lo propulsaron al estrellato en todo el país.

    En 1970 se retira, aunque su partido de homenaje se retrasaría a 1977 en un curioso choque. El Munich 1860 preparó un encuentro donde se enfrentaron el equipo campeón de 1966 contra el que en ese instante tenía el club, que estaba en plena reconstrucción. Los veteranos, en un partidazo de Radenkovic a sus 43 años, ganaron 4-1. Curiosamente, y en contra de lo que se pudiera pensar, Petar Radenkovic no se dedicó de forma íntegra ni al fútbol ni al espectáculo tras retirarse. Aunque de forma esporádica colaboró con la Federación Serbia, centró su vida en distintos negocios hosteleros que desarrolló con fortuna. Recientemente, y tras enviudar en 2009 de Olga Boriç, con la que tuvo dos hijas, se ha vuelto a casar.

    (fupa.net)

    Petar Radenkovic, 50 años después, pasea por los parques de Munich, donde al igual que él se encuentra con otros abuelos que llevan a sus nietos a los columpios. Y sonríe cuando ve que alguno de ello le dice a los niños “pídele un autógrafo a ese señor. Es el mejor portero que tuvo jamás el Munich 1860”

    @EltrincheCarlov

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