Con tres heridas
by alvayanes • 3 febrero, 2016 • Fútbol, La firma invitada, Sevilla • 3 Comments
Por Martín Lucía (@_MARTINLUCIA)
Escribió Miguel Hernández:
Llegó con tres heridas:
la del amor,
la de la muerte,
la de la vida.
Con tres heridas viene:
la de la vida,
la del amor,
la de la muerte.
Con tres heridas yo:
la de la vida,
la de la muerte,
la del amor.
Tres heridas… Este jueves volvemos a jugar otra semifinal. En menos de un año, otra semifinal. Lo anecdótico antes del 2000, se está convirtiendo en costumbre tras dicha fecha.
Otra semifinal. Y el peso de eso, de la costumbre, hace que actuemos con la parsimonia que trae de la mano la rutina. Como si de una pareja de casados se tratara. Acabado el ímpetu de lo novedoso, el encuentro fogoso de los vientres, arribada la rutina, la monotonía, la inadvertencia de lo extraordinario. Porque jugar una semifinal de copa, aunque sea la segunda en menos de un año, aunque llegue a ser ordinario (por lo de la costumbre), solo puede tratarse como algo extraordinario (¿o es acaso menos extraordinario el segundo beso aun conociendo su llegada?). Como un prodigio. Como el amor. ¡Qué importa que este amor se haya hecho costumbre, si este amor nació de un prodigio! (¿O acaso no fue un prodigio aquella semifinal con el Schalke, aquel centro destartalado erguido en excelencia, aquel remate que rompía las telarañas del palo y de la historia de medianías del Sevilla Fútbol Club?).
Este jueves, de nuevo, una semifinal. Y, con tres heridas quiero que acaben mis jugadores, mi afición y mi directiva. Con tres heridas: la del amor por unos colores; la de la muerte en la garganta; la de la vida en el pecho. Tres heridas. Así os quiero a todos el jueves a la noche.
Que una semifinal es un prodigio. Como el amor. Y, como en el amor, hay que volver con heridas para saber que se ha vivido. Porque el fútbol, como el amor, es una guerra. Y de la guerra hay que volver herido y vivido.
Dejaos la piel, el aire, la sangre. Dejáosla. Porque la afición, la que acuda a nuestra bombonera, la que se atraviese España para acompañaros a Vigo, volverá a dejarse la piel, el aire, la sangre.
Dejaos la garganta. Que solo se escuche Sevilla (aquí estamos contigo Sevilla). Que sólo se escuche Sevilla (aunque el eco nos traiga el reflejo de una (otra) final). Dejaos la garganta para que ellos se dejen la piel, el aire, la sangre.
Olvidad lo accesorio: qué importa si Fazio no sabe pronunciar la palabra perdón, qué importa que la bufanda lleve demasiado celeste si la portarán los que tiene la sangre tan roja como hirviente. Que uno, cuando se encuentra frente a un prodigio, sea el amor, sea una semifinal, debe saber que la vida es lo que acontece entre estos: los prodigios.
Olvidad lo accesorio: qué importa si esperabais otra cosa en el mercado de enero: ¿acaso en ese mercado se pueden comprar los sueños? No. Porque los sueños ni son mercancía ni están en venta. Aunque Nervión los fabrique.
Este jueves quiero que volváis con las tres heridas: la del amor por unos colores; la de la muerte en la garganta; la de la vida en el pecho.
Los que os pongáis el escudo en el pecho y los que lo tenéis en él. Los que defenderéis unos colores y los que sois esos colores.
Hieran. Y no tengan miedo a la herida. Ni a una. Ni a dos. Ni a tres. La del amor por unos colores; la de la muerte en la garganta; la de la vida en el pecho.
Que la vida como el fútbol, perdura por los prodigios. Por el amor. Por las semifinales.
(@_MARTINLUCIA)
Me genera placer leerte Martín. Compañero del alma Sevilista,… compañero. Y no pretendo acudir a una elegía para abrazarte verbalmente, porque muy alejados estamos, del lamento deportivo.
Observo con agradable sorpresa, las atrayentes arengas pronunciadas.
Pero… ¿Alguien ha pensado, que todo aquel que pueda, no va a estar junto a su Sevilla Foot-ball Club?
¡Por favor… ! ¿Hace falta algún ejemplo más?
¿Algún doctorado en Marketing por la Universidad de Harvard, vislumbra esa hipótesis?
Cierto es, que el Fútbol está orientado -por horarios e intereses de programación y económicos-, en favor de la TV, y contra los aficionados.
No todos podrán estar: ausencia de trabajo y dinero; horario laboral; desplazamiento; estudio;…
Pero sus almas, como la de los presentes, también estarán allí.
¡Calma! no pensemos más allá. Paso a paso. Poquito a poco.
De Fazio ya escribí en la anterior entrada. Punto y final.
Un abrazo.
Salud y Sevillismo.
P.D.:
Un ruego Martín.
Táchame por favor, eso de … «la Historia de medianías del Sevilla Foot-ball Club».
Cómo diría un conocido, respetado y excelso Sevillista:
«Nunca tuvimos mediocridad. Hubo héroes, aunque no tuviéramos títulos»
Mi aplauso a Martin Lucia. A mi me ha dado un pellizquito .
Cabeza q grande eres!!! Hirviendo la sangre roja!!!