• Coventrización

    by  • 30 noviembre, 2014 • Miscelánea, Sevilla • 2 Comments

    (Escuchando de fondo «Trabajar para el enemigo» de Siniestro Total)

    El Código Enigma nazi era la forma críptica que los alemanes usaban para trasladarse mensajes durante la II Guerra Mundial. Dicha máquina, de cifrado rotario y que funcionaba a través de partes mecánicas y eléctricas, fue creada en los años 20 y desarrollada por el ejército alemán de tal forma que en la década de los 30 todas las transmisiones encriptadas relativas al conflicto bélico se enviaban mediante códigos alfanuméricos por esta vía. Parece ser que quien se dio cuenta de su importancia fue un joven matemático polaco llamado Rejewski que en el año 32 intentó de forma bastante rústica descifrar el código. No lo consiguió, pero su trabajo fue la base del posterior estudio por parte de los aliados, que hasta habilitaron centros de trabajo específicos con sus mejores cerebros en Inglaterra y París dedicados en exclusiva a descifrar Enigma.

    En el verano de 1.940 los aliados consiguieron desencriptar el primer mensaje: el desarrollo de la operación León Marino, es decir, la invasión de Gran Bretaña por los nazis. Cuando Churchill tuvo en sus manos el código Enigma descifrado, se dio cuenta que acababa de ganar la Guerra ya que saber con antelación qué va a hacer exactamente tu enemigo te da una ventaja determinante. Una de las primeras operaciones consistía en una serie de bombardeos masivos para arrasar ciudades siendo la primera Coventry, de ahí que esta forma de bombardeo fuera bautizada como «coventrización» por parte del ministro de propaganda Goebbels como se supo una vez acabada la guerra. Liverpool. Bristol, Plymouth o  Southampton serían las siguientes en ser arrasadas.

    En ese instante se le planteó a Churchill la, probablemente, dicotomía más grande que un político y estratega tuvo jamás. Si dejaba que Coventry fuese bombardeada, morirían miles de compatriotas; si desalojaba la ciudad le estaría indirectamente diciendo a los nazis que había descubierto Enigma por lo que la victoria final peligraba. Churchill optó por la opción A, salvándose sólo algunos niños a los que sacó de Coventry con la excusa de llevarlos de vacaciones. La Lutwaffe arrasó la ciudad a principios de noviembre.

    wikipedia

    Dejarse coventrizar fue el durísimo sacrificio que tuvo que hacer Gran Bretaña para saber que iba a ganar la guerra. Todos sabemos cómo terminó la película, sobre todo después del Bombardeo de Dresde que, paradojas del destino, es ciudad hermana de Coventry en la actualidad.

    (Si quieren ver una aplicación práctica actual del Enigma de Coventry, repasen el capítulo llamado «Escándalo en Belgravia» de la extraordinaria serie «Sherlock»)

    Y es que para ganar guerras hay ocasiones donde es necesario perder batallas. Pero, y aunque a nadie se le puede exigir la pericia y altitud de miras de mentes privilegiadas como la de Churchill, asombra sobremanera la cortedad de algunos, la preponderancia de egos sobre el bien común y que nadie repare que en las guerras en las que no puede ganar nadie (nadie es nadie), carece de absoluto sentido el forzarla. Y si finalmente se cae en el error y entras en el conflicto, es imprescindible mirar hacia delante y saber que hay que ceder en alguna batalla para intentar ganar la guerra. Porque hay guerras -como esta- donde solo pueden perder los dos porque, paradojas, los dos están aquí por lo mismo. Así que si quieren solucionar esto, toca hacer autocrítica, marcharse un rato al rincón de pensar y actuar. Que el fuego no se apaga con gasolina y parece que nos gusta trabajar para el enemigo. Porque tiene cojones que, con razón, el post sevillista más leído de las últimas 48 horas sea El dilema del erizo.

    Arrebato-Sevilla

    Si pinchan y amplían esta obra de @adiazphoto verán como se funden afición, bandera, escudo e himno en una sola imagen. Que nunca viene mal recordar que tal vez eches de menos lo que ahora estás echando de más.

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    2 Responses to Coventrización

    1. Félix
      30 noviembre, 2014 at 1:22 pm

      Siempre buscando cabezas, siempre autolesionándonos, siempre confundiendo la exigencia con la autodestrucción. Para exigir nos sobran las espadas. NO hay arma más letal que la paciencia, ni aliado más seguro que la razón. El enemigo no va de blanco, cohones…

    2. 1 diciembre, 2014 at 11:11 am

      Entre una cosa y otra hay días que dan ganas de mandar este fútbol a shuparla…

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