• Pocoyó en Anguila

    by  • 9 septiembre, 2014 • Economía, Fútbol, Miscelánea • 2 Comments

    (Escuchando de fondo «Wonderfuld World» de Otis Redding, en homenaje a los 73 años que cumpliría hoy)

    Los habituales lectores de esta casa saben que todo aquello inherente al fútbol moderno que implique “hacer negocio” o dinero en el fútbol son cuestiones que gustamos tratar por aquello de la curiosidad e inventiva que suelen acarrear. Ya saben. Estas nuevas formas empresariales vinculadas a nuestro deporte favorito, tan extrañas que igual implican pelotazos a nivel de apalancamiento financiero (Kondogbia) o casos vergonzantes que minan la credibilidad de los protagonistas (verbigracia, Stevanovic). Por todas las cuestiones atinentes a fluir liquidez vinculadas al fútbol tratadas en el blog, valga el caso del Oporto: cuando necesitan financiación emiten deuda que, cualquier persona, aficionada o no, puede comprar generando unos intereses para el particular comprometidos en la emisión de estas obligaciones por el club luso. Como cualquier país o entidad privada. Si quieren profundizar más por el particular, se puede leer ¿le prestarías dinero al Sevilla (I)?

    El otro día tuve conocimiento de un nuevo producto financiero vinculado al fútbol y, como cosa curiosa, lo traigo a colación.

    (theguardian.com)

    Seguro que conocen a Terry Venables, auténtico mito de los banquillos (Barcelona, selecciones inglesa y australiana, Tottenham y un largo etcétera) y actual Asesor Técnico del Wembley FC (9ª división) en cuyo curioso proyecto se embarcó junto a grandes como Le Saux, David Seaman, Mc Bride, Claudio Caniggia, Ray Parlour o Martin Keown.

    Pues bien. Venables ha iniciado un nuevo proyecto junto a Hugo Ribeiro (ex Benfica), John Mitchell y Michael Black (Ex Tranmere Rovers o Arsenal) llamado “The Football Talent Fund” de tal forma que se crea un Fondo de Inversión referenciado al talento de jugadores que ellos formarán. Invierten en su aprendizaje y formación, ganando dinero el Fondo con los rendimientos que ellos produzcan. Todavía no se conocen los detalles de forma oficial -su web  está en proceso de construcción- pero distintos medios británicos se han hecho eco de las líneas maestras. Básicamente el Fondo de Inversión consiste en crear una especie de empresa escuela con el dinero aportado por el capital del Fondo de Inversión, destinada a desarrollar el talento futbolístico de jóvenes valores principalmente africanos. En principio, serán 24 los chavales escogidos para el proyecto. La idea es que si usted o yo confiamos en el buen ojo clínico de Venables, podamos invertir en el mencionado Fondo recuperando nuestro capital obteniendo rentabilidad por los intereses generados una vez que alguno despunte. Las condiciones económicas son las siguientes: por un lado, el Fondo calcula que debe reunir 5 millones de libras para empezar a andar. Las participaciones son de 1.000 libras cada una, siendo 5 lo mínimo que se puede adquirir (por tanto, absténgase los inversores tiesos de menos de 5.000 libras). Y, por otro, el estudio económico realizado por el Fondo calcula que la rentabilidad del mismo será del 12 % anual. Además, se retorna el principal a los 5 años, más posibles plusvalías.

    A resultas de lo anterior, para empezar a funcionar hacen falta 5 millones de libras, en “paquetitos” de 5.000 libras para que pueda acceder gran número de interesados. Por su parte y si todo va según los cálculos económicos hechos por los promotores, si usted invierte 5.000 libras al año le darán 600. Y cuando pase un lustro se le devuelve las 5.000 libras, más un plus derivado de un pelotazo si es que algún chaval rompe en figura.

    Otra cosa importante. Los 5 millones no son solo para montar el tenderete, reclutar a los deportistas y darles una formación académica y futbolística. Con parte del dinero se va a comprar un club de segunda división portuguesa. Dicho club debe ser el trampolín de los jugadores.

    Por si usted no tiene todavía la ceja suficientemente arqueada, les doy un último dato. El Fondo de Inversión tendrá su residencia en la caribeña isla de Anguila, territorio de ultramar británico y un auténtico paraíso (en todos los sentidos)

    (rtve.es)

    Comentaba el otro día con un amigo que el talento innato futbolístico de un niño por muy pequeño en edad que éste sea, se ve si es de los buenos de verdad. La técnica se mejora con el entrenamiento, pero sólo se puede sacar de donde hay. Tú ves este vídeo y notas que al chiquinino éste tiene algo de fábrica. Por tanto, una escuela lo coge, apuesta por él, lo forma, lo educa e incluso le paga un tratamiento de crecimiento y luego el chaval rompe en malo, regular, bueno o en Messi. Si de cada treinta uno sale bueno, te compensa. Si de cada cincuenta uno sale Messi, no te digo nada…

    Pues esa es la idea. Si en Nigeria viven casi 200 millones de personas es más probable que, por pura cuestión matemática, aflore alguien de talento natural que en España. Y ahí está el Fondo de Inversión: intentando reclutar talento antes que nadie y dándole una oportunidad a niños que de otra forma tal vez nunca la tuvieran. Lógicamente cuanto más dinero tenga el Fondo de capital, más potenciales posibilidades de hacer las cosas bien tendrá (más ojeadores tendrá, más medios en la escuela poseerá, más capital tendrá en el club portugués trampolín, etc).

    Esto de dar una rentabilidad tan brutal (12 %) me ha recordado a los famosos “Bonos Pocoyó” lanzados por Zinkia, la multinacional creadora de los dibujos animados que en un intento por conseguir liquidez emitió unos bonos con una rentabilidad de ese tenor. Como era previsible que pasara teniendo en cuenta de que, aunque hay gente para todo, en la actualidad hay mucho inversor con aversión al riesgo y el personal anda escarmentado tras casos como las preferentes, Afinsa o Nueva Rumasa, Zinkia no logró completar el capital que solicitó. Y es que, en muchas ocasiones, el otorgar estas rentabilidades tan escandalosas, lejos de producir un “efecto llamada” ocasionan precisamente el caso contrario. Habrá que estar pendientes para ver cómo evoluciona este Football Talent Fund.

    Con independencia de la dudosa moralidad que imagino alguno verá en el proyecto, suerte a Venables con el mismo, a los inversores que se arriesguen a ello y, sobre todo, a esos chavales que actualmente viven en suburbios potencialmente ídolos del mañana y que, en ese Wonderfuld World que canta el tío Otis, por su edad deberían estar viendo Pocoyó en lugar de ser un activo de un Fondo de Inversión radicado en Anguila. 

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    2 Responses to Pocoyó en Anguila

    1. 10 septiembre, 2014 at 6:20 pm

      Vaya tela de las cosas de las que te enteras y desde luego vaya forma de intentar hacer dinero con esto del fútbol.

      Y lo que se aprende.

      Pero yo sería incapaz de invertir en algo así. Tú lo has dicho, dudosa moralidad. O ni siquiera dudosa.

    2. Eugenio el de los chistes
      11 septiembre, 2014 at 4:37 pm

      Articulazo. Genial. Magistral. Bravo, Álvaro.

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