La Reforma laboral y el fútbol español
by alvayanes • 22 julio, 2013 • Derecho, Economía, Fútbol • 2 Comments
(Escuchando de fondo «Stretch» de Red Hot Chili Peppers
Que el tema laboral está como está, y que la tiesura está como está no es algo que nadie tenga que descubrir porque las aberrantes cifras de paro que padecemos son de sobra conocidas por todos. Y que las empresas están aprovechando la reforma laboral para limpiar parte de sus plantillas es algo que está llegando a todos los estratos sociales, fútbol incluido. Dos casos se han conocido la temporada que terminó el pasado junio:
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El ERE del Hércules. Aunque es un caso de la anterior campaña, la Sentencia del TSJ de Valencia es reciente dando el visto bueno sobre el particular al club, en detrimento de los deportistas. Efectivamente la Sentencia viene a decir que en la reestructuración laboral de las empresas,y la adecuación de los costes salariales resulta vital para la viabilidad de la misma. Dice que 5 futbolistas reclamantes cobraban 2,5 millones de euros y que ahora (para la campaña 12/13) se han firmado 17 en plantilla por 3,5 de salario por lo que dentro del plan de viabilidad de la sociedad, la reestructuración fue correcta. De forma muy simple lo que viene a decir es que sustituir a 20 tíos que jugaban a fútbol por otros 20 tíos que también juegan a fútbol pero que cobran la mitad, es procedente ya que los ingresos del Hércules habían descendido drásticamente (descenso de primera a segunda incluido en el 2011) y la entidad estaba bajo el yugo concursal. Una entidad en cuidados intensivos necesita un plan de choque para intentar sobrevivir y estima el Tribunal que la vía adoptada por el club había sido correcta.
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El caso Peragón. El veterano jugador, ahora en las filas del Cádiz, ha visto como los Tribunales le daban la razón al Nastic en su particular litigio. Así, el Nastic de Tarragona tras bajar a 2ªB alegó que no podía pagar los contratos firmados porque no tenía ingresos. Como suena. Que como “respetara” los contratos, en el fondo no iba a poder afrontarlos ya que la merma de ingresos tras recaer a la tercera categoría del fútbol español había sido tal que le era materialmente imposible responder de sus obligaciones. Lo que hizo es retorcer la normativa laboral de una forma tremenda, rebajando el contrato que Peragón tenía con la entidad catalana en, nada menos, un 80%. El delantero fue a los Tribunales, pero ha perdido el caso sentándose un precedente peligroso para los futbolistas.
(marca.com)
Lo que subyace de toda esta problemática que se ha pretendido ejemplificar con estos dos recientes casos, es una cuestión muy de pescadilla que se muerde la cola. Todos los equipos quieren quedar lo más arriba posible. Para ello firman a los mejores jugadores. Y para firmar a los mejores jugadores tienen que pagarles mucho dinero. Y así, insertos en esta espiral diabólica infinita, tenemos un fútbol español absolutamente desmadrado en cuanto a sueldos de sus trabajadores, donde se gasta lo que no se tiene confiándose la cuadratura del círculo económico a un pelotazo vía traspaso multimillonario.
¿Qué ocurre? Pues que mientras la pelotita entre, más o menos se va tirando. Pero claro. Para que entre la pelotita de unos tiene que no entrar la de otros; es decir: que siempre hay alguno que pierde, desciende de categoría y se encuentra con que tiene unos sueldos comprometidos pro futuro no adecuados a la realidad de sus ingresos. Los casos dramáticos y llevados al extremo son estos que hemos visto del Hércules o de Peragón, donde se va a magistratura porque el club no tiene más solución que sacar la katana y cortar de raíz el flujo dinerario. Pero a menos escala lo vemos también, por ejemplo, en el Sevilla donde los jugadores con sueldos Champions han ido saliendo de la entidad progresivamente ya que no hay Champions desde hace tiempo. Y tú un año “aguantas”; dos es difícil y tres es imposible. Por eso el club no puede más que rebajar fichas altas progresivamente deshaciéndose de los que estaban en el taco. Pierdes deportivamente ya que se te van los mejores, pero inyectas capital tanto con el ingreso de su traspaso como con la menor ficha de gasto del sustituto.
Pero a lo que íbamos, que me he desviado un poco. Como hemos visto, tenemos el interés del club y la viabilidad del mismo como piedra filosofal. Pero por otro lado, está el problema de los derechos adquiridos y el respeto que se le debe tener a lo pactado por contrato. Y que aunque trabajadores privilegiados -porque en un año muchos ganan lo que cualquiera de nosotros en 40-, son trabajadores que han firmado un contrato libremente dentro del mercado de oferta y demanda. Si el futbolista “x” firma un contrato de 4 años a razón de “y” cada temporada, ese trabajador está en todo su derecho de reclamar lo que ha firmado. En cambio, hemos visto un par de casos (Hércules, Peragón) donde el juez ha ponderado la situación y le ha dado prevalencia a la viabilidad general o global de la entidad que a la situación puntual o individual del trabajador. Y, analizándolo desde un punto de vista pragmático y contrapesando todo en la balanza, la decisión judicial puede parecer correcta. Aunque, a decir verdad, echo un poco de menos algún tipo de castigo punitivo (acción de responsabilidad o algo así) contra los responsables del desaguisado.
(contrameta.com)
La duda es si los equipos de primera división con problemas económicos y sueldos astronómicos utilizarán esas vías. Hablo de jugadores cuyo rendimiento haya sido ínfimo y que ganan en un año lo que cualquiera de los mortales en una vida. ¿Aprovechará el Valencia, el Español, el Sevilla, etc, para quitarse a algún jugador del montón que tenga? Hemos visto como por ejemplo nuestro Sevilla ha sacado el hacha (¡por fin!) en la planificación de la 13-14 quitando del medio a jugadores de rendimiento económico bromístico de sueldos elefantiásicos. Sin embargo, muchos eran los descartados de alto sueldo por lo que todavía hay algún caso en cartera (Babá, Alexis) que anda el león y su equipo intentando solucionar ¿Se habrá pensado en la entidad hacer algo parecido al caso Peragón? ¿Veremos justificación tipo “la entidad está mal económicamente y viendo el rendimiento en virtud de lo que cobra te recorto la ficha”? ¿Veremos ERE’S en la primera división española próximamente? En mi opinión, no. Por dos motivos:
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Porque generalmente se admiten vinculados a la merma de ingresos. Pero mientras estés en primera, el grueso del ingreso lo tienes vía televisiva, por lo que es difícilmente sostenible dicho argumento. Distinto sería que el grifo televisivo se corte, obviamente.
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Porque los clubes tienen activos en su balance de los que cuesta un mundo asumir pérdidas. En el fondo es muy difícil regalar algo por lo que has pagado. No voy a dar nombres propios, pero todos sabemos de qué futbolistas hablamos. Y más en el Sevilla del último lustro donde se mantenían a bultos sospechosos futboleros contra viento y marea para intentar recuperar algo de la millonaria inversión realizada.
En cambio no me extrañaría lo más mínimo que, viendo los que son y los antecedentes analizados, más de uno de los equipos que han descendido a 2ª y 2ª B aprovechasen esta reciente jurisprudencia para adaptar sus planteles.
No tenía ni idea de lo que la ha ocurrido a Roberto Peragón. Me parece el colmo de la poca vergüenza, declaro que mis ingresos han descendido y te reduzco el sueldo ¡¡EL 80%!!
Legalmente, las decisiones de Hércules y Nástic son correctas, pero creo que la LFP debería tener mano dura en estos casos para que los directivos no puedan hipotecar el futuro de los clubes con fichajes y salarios inasumibles por la entidad.
Reza el aserto: «prometer y prometer hasta meter y después de haber metido, olvidar lo prometido».
En un mundo de tahures donde el «no pagaré» es moneda de cambio, ríete tú de la Ley Cambiara y del Cheque, opino que los deportistas son, con mucho, la parte más débil, salvo las excepciones de aquellos que forman parte del firmamento futbolístico.
¿Qué ocurre con aquellos que en base a lo prometido, y firmado, contratan con la mejor oferta y luego se ven encima con el incumplimiento? Que no sólo hay un daño emergente sino también un lucro cesante.
Seguimos asistiendo a una realidad incontestable, este negocio no pudo ser mejor diseñado para que lo peor habitara en él.