Acciones y la paradoja de Sorites
by alvayanes • 20 junio, 2016 • Economía, Sevilla • 6 Comments
(Escuchando de fondo «Pasión» de Zaguán)
Sorites, palabra griega que significa “montón”, conlleva una paradoja que no tengo la menor duda que usted se planteó en alguna ocasión aun sin saberlo, querido lector. Y es que ¿cuándo la acumulación de cosas individuales generan un montón? Y al revés, es decir, cuando vamos quitando ¿cuándo un montón deja de serlo?
Como siempre, vamos al ejemplo trivial futbolero de turno para explicarlo.
La temporada 14/15 del Sevilla acabó con 76 puntos, la mejor de nuestra historia en guarismos ligueros por lo que todos coincidimos que hicimos un montón de puntos. Pero, por ejemplo, empatamos en Balaídos ¿y si hubiéramos perdido en lugar de empatar? Bueno. Serían 75 que también serían muchos. Pero ¿y si también hubiéramos palmado en Granada? Entonces hubiéramos alcanzado 74, que también es un montón. ¿No? En la 15/16 hemos hecho 52, lo cual es una puntuación exigua para lo que pretendemos. La duda es dónde ponemos la línea, hasta dónde quito partidos no ganados, para no considerar que hemos hecho un carro de puntos.
¿Dónde está la paradoja? Pues que vemos que quitando uno, no deshago un montón lo cual es incongruente porque llega un momento que el montón a fuerza de quitar, deja de ser tal. Los clásicos filósofos griegos se plantean la paradoja pero con montañas de arena. ¿Cuándo se forma, exactamente el montón? Esta aparente soplapollez, en la práctica tiene diversas aplicaciones reales. De momento, copio y pego de wikipedia las conclusiones de los filósofos
1. Dos o tres granos de arena no son un montón.
2. Un millón de granos de arena juntos sí son un montón.
3. Si n granos de arena no forman un montón, tampoco lo serán (n+1) granos.
4. Si n granos de arena son un montón, también lo serán (n−1) granos.
Como dijo Salvador de Madariaga, “en mi hambre mando yo”. Por tanto, ni yo ni nadie está moralmente capacitado para decirle a uno u otro qué debe hacer con lo suyo; hasta ahí podía llegar la broma. Pero como sevillista, abonado, accionista simbólico y romántico futbolero empedernido, creo que era justo y necesario escribir algo sobre una situación que sabemos que existe aun cuando el ruido de sables ha tornado en silencio actual: el hecho de que los grandes accionistas del Sevilla FC SAD lo sean cada vez más ya que pequeños paquetes de acciones apetecibles son adquiridos por los económicamente más poderosos. Porque aunque es verdad que la taimada guerra accionarial, on fire hace varios meses, está en situación dormida, no lo es menos que volverán a sonar los tambores. Y que las maniobras orquestadas desde la oscuridad estuvieron, están y estarán. Muy listos no somos, pero tontos tontos, pues tampoco.
Creo que todo esto influye mucho. Muchísimo. Hasta el punto, y es una opinión muy personal, que estimo tiene peso en el cansancio esgrimido por Monchi en este convulso inicio de junio; que tenga que lidiar con uno y otro no tengo la menor duda que debe quemar mucho. Y es que la guerra accionarial dentro del Sevilla sigue latente por mucho que se haya firmado un temporal armisticio, donde hay dos bandos que aspiran a lo mismo: los grandes y poderosos lo son cada vez más y la atomización de un capital social como el del Sevilla va menguando, poco a poco, quitándole granos al sorites de las acciones de aquella ingente cantidad que formamos los accionistas tiesos.
Parafraseando al maestro Reguera, ubicamos la acción en un lugar donde una persona, por las razones que sea, se quiere deshacer de un paquetillo de acciones cuyo valor nominal es equis. Las pone a la venta y se encuentra a un pequeño accionista o alguien que tiene la ilusión de serlo por primera vez que oferta x+1. Pero en este pueblo grande llamado Sevilla, aparecen los tiburones ansiosos por trincar más y más. O a veces, ni eso. A veces oferto porque, de lo contrario, el otro tiburón cuando se entere se lo va a llevar. Y empieza una asquerosa subasta (odio eterno a las SAD) donde manda el que tiene taco que al final oferta x+3, quedándose el primer ofertante fuera de juego. Esto es como lo del “plus del inglés”; el que tiene billetes los pone y de ello “se aprovecha” el que quiere vender.
El que quiere enajenarlas, que generalmente está metido en el tema, sabe que con la moralidad en la mano es mejor atomizar el capital social lo máximo posible pero, en el fondo, que coño, cada uno manda en su hambre. Y aunque no es el mismo caso, al igual que hay personas que revendieron a gente del Liverpool para la final de Basilea aun a sabiendas de que no era lo correcto, hay accionistas que prefieren vender a sevillistas de taco porque le ofrecen más que el pequeño inversor. Y con esta práctica, el Sevilla es de cada vez menos sevillistas. Sin entrar en valoraciones sobre su idoneidad, esto es un hecho objetivo e irrefutable.
@SalmonPalangana @ErCadenas
Llegará el chino de turno, y todos aquí, con cara de tontos.
Mientras, se siguen comprando en la sombra (2).— Pepe Arjona (@ArjonaDeMiguel) 17 de junio de 2016
Así que no seré yo quien le diga al que quiere vender como o a quien debe hacerlo. Yo mando en mi hambre, pero no en la de los demás y sé a quien vendería (o mejor dicho, a quien no vendería) mis simbólicas acciones si algún día pensase deshacerme de ellas. Pero sí me van a permitir que, al igual que me puse de pie ante los que despreciaron varios cientos e incluso miles de euros en la reventa por ver a su Sevilla en otra final de Europa League, haga ahora lo mismo, me quite el sombrero y bese por donde pisan esos sevillistas que prefieren, aun perdiendo unos euros, que sus acciones caigan en manos de otros pequeños sevillistas antes que en manos de cualquiera de los poderosos.
Unidad, profe. Sevillismo. Escudo, bandera y afición.
Muy buena entrada. Por eso pienso que es el momento de una ampliación de capital.
No elimina el problema, pero al menos parte de la revalorización de la entidad entrará en las arcas del club, no en las c/c de los accionistas.
Además, cuanta más desproporción exista entre el capital social y el valor de la entidad, más golosas se vuelven las acciones del 92, porque con un relativamente pequeño porcentaje de ellas se podría controlar un club con más de 100 milones de presupuesto y un activo cercano a los 300.
Una ampliación de capital sólo y exclusivamente para nuevos accionistas sería una buena solución que permitiera entrar en el accionariado a las nuevas generaciones, se atomizarían más las acciones y además se aportarían nuevos fondos a la sociedad. Pero, ¡ah!, hay un problema. La ampliación de capital debe ser aprobada en Junta General. Sería una ampliación donde los actuales accionistas deben renunciar a su derecho de suscripción preferente y entonces se produce el efecto dilución (la tarta queda repartida entre más gente), por lo que sus acciones valen menos al entrar nuevos accionistas, y entonces, claro, «yo mando en mi hambre»…
haga ahora lo mismo, me quite el sombrero y bese por donde pisan esos sevillistas que prefieren, aun perdiendo unos euros, que sus acciones caigan en manos de otros pequeños sevillistas antes que en manos de cualquiera de los poderosos.
Enorme frase o párrafo.Sensibilizar al Sevillista de base, esa es la clave.A veces el hambre no te la quita unos pocos de Euros de diferencia.
Gracias por sensibilizar a los de a pie. Muy importante.
Gracias, Álvaro.
Quienes me conocen saben que, este es un asunto que me preocupa especialmente.
Sevilla, no es New York o Tokio. Pero tampoco diré que, aquí nos conozcamos todos, pero casi. Directa o indirectamente vas recabando información solvente, que ayuda a quitarte ese velo de alquitrán en la mirada –Joaquín Sabina, dixit-, para descubrir maquiavélicos entramados, tendentes a usurpar al Sevillismo, nuestro Sevilla Fútbol Club.
Toda esta malnacida patraña de las S.A.D., tuvo y tiene como fin, poner a la mayoría de clubes en manos de particulares intereses. Arrebatándoselos a cualquier precio, a sus progenitoras aficiones, para convertirlos en cuenta de resultados económicos. Los tres clásicos, ahí siguen, al margen de todo.
Por el ya largo camino recorrido, mi particular sevillismo me impide vivir un presente narcotizado, por tan gozosas porciones de ambrosías de plata. Desde mi atalaya vigío, para alertar de los escollos que muchos vislumbramos, pero que la mayoría silencia. Quizá, por un incomprensible para mí… “Ahora no es el momento”, o el tristísimo “No podemos hacer nada”.
Es más que probable que estés en lo cierto, en tu apreciación sobre el cansancio de Monchi, por sufrir en primera línea, la guerra accionarial. Tan prolongada, que algunos olvidaron ya a Cuervas, Álvarez, Aguilar, Asencio, De Caldas, Escobar,… y sigue y sigue hasta nuestros días, la lucha por el poder.
Compleja y agotadora situación, sin duda. Puestos a enarbolar reconocimientos, el mío al presidente, José Castro, por la templanza y carácter con la que la controla, por ahora.
Esto, no va a ser eterno. Los resultados deportivos, han contribuido a una aparente calma chicha, en el soterrado enfrentamiento por controlar/vender el Club. La espoleta lleva activa tiempo, y así estará, hasta que las necesidades y/o precariedades de algún grupo, la haga reventar.
Obviamente, cada uno manda en su hambre. A los humildes -hambrientos por necesidad-, les respeto el derecho individual de hacer lo que más le apetezca o convenga con sus acciones, aunque no sea de mi agrado.
Sobre los poderosos -hambrientos por interés-, no puedo expresarme igual. En esencia, porque atentan a mis ideales sevillistas: El Sevilla F. C., no puede convertirse en un negocio especulativo, con el que saciar tejemanejes mercantiles.
Apreciado Álvaro, no quiero ser un Rebels con causa.
Sé, que tú tampoco. Y, que como tú y yo, miles sentimos. Estamos detrás muchos accionistas simbólicos que, entramos en un mundo extraño a nuestro sentimiento, para seguir junto a nuestro Sevilla F. C. El de nuestros abuelos, padres, tíos,… el de nuestras vidas.
Que el Sevilla F. C., es un bocado apetecible para tanto tiburón financiero no escapa a nadie. Poco más de 6 millones de euros de capital social, con un patrimonio y cifra de negocio brutal. Un chollo.
Y, sí. Firmemente convencido, de que el chino de turno llegará, y todos aquí… con cara de tontos, si no lo impedimos.
Pero como sevillista que soy, nunca me rindo. Permíteme que, desde tu queridísimo blog, llame con afecto la atención de “Asociación de Pequeños Accionistas del Sevilla Fútbol Club” y, a “Voz del Sevillismo”, personalizándolos en Manuel Díaz, Ernesto López de Rueda, Eduardo Arenas, José Ignacio Macías,…
Creo que, deberían ponerse ya, a trabajar conjuntamente, para obtener el respaldo del 5 % del capital social que, permita, la inclusión en el “orden del día” de la Junta General de Accionistas de diciembre, de un punto, que abra un debate en Junta, que espante al chino de turno.
A la que por cierto, como novedad -y gracias al trabajo entre muchos, de los anteriormente nombrados-, podrán asistir accionistas que posean, un mínimo de 10 acciones.
En el Sevillismo hay personas de alta formación y cualificación profesional, que podrían colaborar en la búsqueda de una solución legal y racional. Necesitamos la ayuda de quienes se sientan afectados.
Trabajemos por nuestro Sevilla F.C. ahora, en bonanza deportiva, para que después no lleguen los lamentos.
Gracias de nuevo, Álvaro. Mi admiración.
Salud y Sevillismo
Buen post. Es mejor vender a un pequeño inversor que a uno de los del taco. Correcto. Pero voy más allá, creo que es mejor no vender a nadie, ya que nadie te asegura que ese al que se las has vendido no se las venda, a su vez, a los peces gordos.
Yo llevo 2 años buscando acciones (tengo 0 acciones) y es francamente difícil encontrarlas. Ofrezco 250€ negociables y nada.