Toco y me voy. Banega (II)
by alvayanes • 22 marzo, 2016 • Derecho, Economía, Fútbol, Sevilla • 0 Comments
(Escuchando de fondo “Toco y me voy”, de Bersuit, al tiempo que veo jugar a Neymar). Dedicado a @kynette27
Te la toco de primera
vos si querés la agarrás
cada jugada que sueño se hace realidad
o pareciera… algo casual.
aunque pongas la barrera
yo te la mando a guardar
toda la vida es un baile y te pueden bailar
aunque no quieras, lo verás
en una cancha o en un bar…
dando la vuelta manija me doy
subiendo al latido de esta vibración,
caño, taquito, chilena y tablón
el fuego sagrado de mi corazón …
Toco y me voy
la camiseta es como un Dios
toco y me voy
no importa cuál sea el color…Bersuit. 1999
(viene de aquí)
Si vimos en el post precedente que la prórroga de contrato por un año inherente a un número determinado de partidos es perfectamente legal y que el jugador acaba en 2017 ¿por qué hay un sentir general de que Banega sale del Sevilla este verano seguro?
La primera opción que tiene Banega es que esa filtración de la cláusula rescisoria particular y bidireccional que se dice que hay en el contrato, sea verdad. Es decir: que si Banega paga la ficha del año de contrato que le queda, se va. Desconozco su veracidad.
De ser eso así, no me negarán que “La Cláusula Dahmane” fue un post profético.
En cuanto a la segunda opción es la cláusula de rescisión inherente a cualquier contrato de futbolista profesional. Es decir: el tema no es tanto la validez jurídica o no de la cláusula de renovación automática sino, más bien, que las circunstancias son propicias para que Banega decida unilateralmente romper su contrato. A ver si consigo explicarme.
La rescisión unilateral de un contrato es una potestad que tiene Banega. Que tiene Banega, Messi, Burgui, Trigueros o Chuli. Por tanto, el contrato de Banega con el Sevilla es igual que cualquier otro contrato de otro futbolista profesional: tiene un principio, unos emolumentos, una cláusula de rescisión y un final, En este caso, junio de 2017. Punto. No obstante, como hemos dicho en diversas ocasiones (ver, por ejemplo, Las cláusulas de rescisión….) que tu pongas 10.000 millones de cláusula no te asegura que el jugador se quede contigo porque la época de la esclavitud ya pasó. Vuelvo al ejemplo superlativo pero necesario para mejor comprensión. Si un futbolista de 20 años gana 100.000 euros, no puede tener una cláusula de 8000 millones. Nadie va a pagar eso, por lo que es como si no la tuviera. Ese contrato, por mucho que lo haya firmado ese futbolista, se declararía abusivo por un Tribunal. Las cláusulas de rescisión deben ajustarse a diversos matices como son edad del futbolista, salario, proyección, cuánto le ofrecen en otro lado, etc, y todo ello son cuestiones que los distintos tribunales han ido puliendo en todos los casos planteados. En el fondo, esos importes son indemnizaciones que los clubes reciben y cada circunstancia individualizada debe ser resuelta según sus contingencias. Algunos ejemplos (hay más):
– ¿Por qué la edad es importante? Pues porque para un club no le causa el mismo daño que se vaya un jugador de 20 que uno de 30. Para el club es mucho más perjudicial el de 20, que teóricamente tiene más años de fútbol en sus botas. En esos casos, indemnizaciones mayores.
– ¿Por qué los años de contrato son importantes? Pues porque para un club no le causa el mismo daño que se vaya un jugador al que le resta un año de contrato o cinco. Para el club es mucho más perjudicial el segundo caso. En esos casos, indemnizaciones mayores.
– ¿Por qué lo que le ofrecen en otro lado es importante para el jugador? Porque son trabajadores y esto no es el Siglo XVIII. Los trabajadores, por muy privilegiados que sean, tienen sus derechos por lo que, si en otro sitio le ofrecen un 40% más y más años de contrato, pues hay que “facilitar” su salida “matizando” la cláusula. Otro ejemplo mundano: si tú tienes un contrato indefinido en una hamburguesería y la de la competencia te ofrece el doble de dinero, te vas. Los futbolistas, con muchos matices, también tienen esos derechos porque son trabajadores. Privilegiados y todo lo que queramos, pero trabajadores.
Por tanto, tres patas: equipo que tiene los derechos, equipo que quiere tenerlos y futbolista. Y, como siempre es mejor un mal acuerdo que un buen pleito y por lo que se dijo en “Las cláusulas de rescisión…” hay que intentar llegar a un entente ya que de lo contrario, deciden los Tribunales. Y con estas cosas, pues ya se sabe. Como digo jurisprudencia de cláusulas hay de todos los colores. Y todas las que van a Tribunales se terminan matizando por, como digo, esta suerte de factores. Son conocidos los casos de Zubiaurre (que de 30 millones de cláusula se terminó quedando en 5) o de Téllez (de 15 millones de pesetas se quedó en 3 en primera instancia) pero hay muchos más. Esto que va a continuación es el extracto de una Sentencia reciente: la cláusula de rescisión pactada era 300.000 euros y el Tribunal la rebajó a 60.008 euros.
Tomando en consideración que se ha incumplido la mitad de la duración del contrato, que era de dos temporadas, y el salario correspondiente a la temporada que dejó de cumplirse, que, conforme al ordinal primero de los hechos probados, era de 73.323 euros anuales, que pasarían a ser de 97.323 euros para el caso de mantener la categoría ó 145.323 euros para el caso de ascenso a primera división, mientras que en el xxxx S.A.D. el salario anual sería de 115.000 euros, esta Sala fija la indemnización procedente en 45.000 euros, resultado de sumar la diferencia salarial máxima como consecuencia del nuevo contrato (41.677 euros) y una cuarta parte de la retribución anual en la yyyyy SAD, esto es, 18.331 euros, lo que suma 60.008 euros
¿Qué ocurre en nuestro caso? Pues que la cláusula de rescisión nadie dice cual es, por aquello de la partida de Risk. Pero, en todo caso, si Banega decide coger el petate e irse hay que tener en cuenta que:
1) Sólo le resta un año de contrario. Por tanto, la indemnización al Sevilla no puede ser muy alta porque el perjuicio no es mucho.
2) El futbolista nació en el 87. Por tanto, la indemnización al Sevilla no puede ser muy alta porque es un jugador con kilometraje en sus piernas.
3) Entre los 4 años que se hablan y los impuestos que conlleva, la operación para el Inter se va a ir por encima de los 40 millones de euros, cantidad a la que ni de broma se puede ir un club de la dimensión presupuestaria del Sevilla y tan poco dado a hacer locuras tras los desmanes del final de la década pasada.
Por todo ello, la cláusula de Banega (que desconozco cual es), de llegar a un pleito entiendo que sería rebajada por un Tribunal. De ahí que, si el futbolista se quiere ir, entiendo que lo mejor es intentar llegar un acuerdo con aquel que va a invertir en la operación más de 40 millones de euros. Todo ello teniendo en cuenta eso que sobrevuela por ahí de la aplicación de la que llamaré Doctrina Dahmane: que el futbolista indemnice al Sevilla abonando lo que le resta de contrato y a juir.
Foto ASR Pepe Brand
En mi opinión, y como sevillistas absolutamente ilusionados con lo que nos queda por vivir en esta apasionante 15-16, sólo podemos pensar una cosa. Éver Maximiliano Banega, uno de los futbolistas cancheros con mejor técnica individual que uno ha podido ver en el Ramón Sánchez-Pizjuán, lo que tiene que hacer es seguir como va. Con la implicación máxima y la categoría suprema que demuestra cada vez que imparte uno de sus clinics cuando se viste de mago. Que, como en Tblisi o Getafe, aunque le pongan barrera la mande a guardar. Tanto el Sevilla como Banega como los aficionados sabemos que toda la vida es un baile y te pueden bailar, tanto en una cancha como en el bar. Así que, si pasada la Final de Copa del Rey quieres Tocar e irte, ya hablaremos del Gobierno. De momento, sigue con el caño y taquito, Éver.
¿Quién sabe? Tal vez estemos otra vez levantando título pronto al tiempo que el Inter no se clasifica ni para Europa League y el mago piensa que qué coño. Que es mucho mejor quedarse en una ciudad tan fantástica como Sevilla con una afición que le quiere, le respeta, le idolatra y donde se sintió futbolista como nunca. Tiene dos opciones: elegir solucionarle la vida a tres generaciones de Banegas en un sitio tan maravilloso como nuestro club o decidir solucionársela a cuatro generaciones en un país extranjero que ver como le va. Si se queda, seguirá siendo ese ídolo. De lo contrario, si decide irse, lo de siempre. Honor eterno a los futbolistas que en Sevilla desparraman La Sangre de Kuranyi. El resto de cosas (cariño, amor a la camiseta, respeto a quien te devolvió a la élite….) es chauchau. Sevillistas en las gradas y profesionales mercenarios en el campo.
Por lo demás, se quede o se vaya, sólo agradecer a Banega que me haya permitido verle jugar al fútbol con mi equipo defendiendo mi escudo con una categoría y calidad como pocas veces vi a un pelotero.
Toco y me voy
la camiseta es como un Dios
toco y me voy
no importa cuál sea el color…