• Yevhen

    by  • 11 octubre, 2015 • Fútbol, Sevilla • 4 Comments

    (Escuchando de fondo “Magic Jonhson” de los Red Hot Chili Peppers)

    Aunque en otra ocasión conté la anécdota, que escuché en cierta ocasión en un la retransmisión de un partido de NBA, no me resisto a repetirla ya que viene que ni pintada. Perdían los Lakers de uno cuando faltaban 20 segundos por lo que pidieron tiempo muerto para organizar la última jugada. Se forma el corrillo en torno a Pat Riley, al tiempo que el líder toma la palabra. La conversación fue algo así:

    Magic Johnson: “entrenador ¿cuál es la jugada?”

    Pat Riley: “¿la jugada? Eres el **** Magic Johnson. La jugada es que tu cojas el balón, dribles a todo el que te salga al paso y metas la canasta”.

    Aunque el partido estuvo igualado, ni que decir tiene que los Lakers ganaron el partido tras anotar Earving “Magic” Johnson

    En cualquier escuela de liderazgo se expone una máxima tan políticamente incorrecta como real.

    Tenía el pelo largo, estaba un poco pasado de peso, pero era Maradona, joder. Y cuando acabamos de comer Carlos nos llevó a todos a una habitación y nos explicó que a partir de ese día en el equipo iba a haber dos grupos. Uno Maradona y el otro todos los demás. Y que teníamos que convivir con eso, que era Maradona.

    Declaraciones de Monchi a Jot Down sobre Maradona

    Konoplyanka no es Maradona, Dios me libre. Ni a día de hoy es un líder en el campo, como lo podía ser Magic Johnson o los aspirantes a ello que en las escuelas de aprendizaje escuchan la máxima anteriormente expuesta. Pero ustedes, inteligentes lectores, entienden lo que subyace en la entradilla del post. Porque Konoplyanka no es un futbolista más y eso se nota en el minuto uno. Le pasa como a Renato o a Escudé: son de esos a los que sólo hay que verlos andar para saber que ahí hay futbolista. De elegancia y frac. Sólo hay que observar su fútbol cinco minutos para darte cuenta que ahí hay pellizco. Ese futbolista baja el balón como si estuviera cogiendo con las manos una pelota de nivea y empieza a conducirla de una forma que enseña la bola al defensa al tiempo que la esconde con el descaro del jugón. Un pelotero que lleva 20 segundos en el campo de su primer partido en Champìons en un país nuevo, al que le dan la bola tras un saque de córner en corto y, en lugar de quitársela del medio (como haría el 95% de los futbolistas) encara, dribla y lanza un centro-chut envenenado que termina besando las mallas.

    Konoplyanka no defiende como Vitolo. Ni siquiera como Reyes, ese genio gitano de niñez que ha dado paso a un honradísimo futbolista en el tramo final de su carrera. Este chaval llegado del frío, poco tiene que ver con la disciplina de Stajanov. Estamos ante un futbolista distinto, diferente. Un pelotero de otra época donde los artistas no sólo jugaban sino que tenían la categoría de mito. Pero en el mundo que le toca vivir, la situación es otra: volviendo a Reyes, juega mucho porque no sólo derrama azahar en el segundo gol de Bacca en Varsovia sino que vuelve para atrás seiscientas veces en cada partido. Y Konoplyanka debe hacerlo. Tiene que hacerlo. Porque el Sevilla en particular y el fútbol en general no puede desperdiciar ni un minuto más de lo necesario a este futbolista en un banquillo en lugar de un césped.

    Tres futbolistas tuvo Emery distintos en su periplo como entrenador del Sevilla, los tres en la misma posición y las dos primeras experiencias se dieron mal. Marko Marin, otrora el Messi alemán, salió rana el primer año. Se le empezó buscando novia por Pino Montano y acabó como acabó. Un futbolista distinto con fútbol de seda al que y con razón, lo queríamos matar en Turín tras el inédito cambio sobre cambio. Y Gerard Deulofeu, el futbolista por el que debería girar el futuro inmediato de la selección española, también se fue con muchas más sombras que luces absolutamente sobrepasado por el equipo.

    El tercero es Yevhen Konoplyanka aunque personalmente encuentro diferencias entre los dos anteriores. El chaval ha tenido clarísimo que quería venir desde el minuto uno y se toma esto (aunque no lo diga explícitamente) como un trampolín hacia cotas mayores. Los lectores de esta casa ya conocen la máxima: mercenarios en el campo y sevillistas en la grada. Los golpes en el pecho y besos en el escudo estarán todo lo bien que quieran, pero antes que Chevantones y DaríosSilvas a mi me dan Rakitics y Baccas que en el campo dan gloria y se piran en cuanto otro le da más parné. Por su parte, Konoplyanka cae bien, es simpático (lo del día de la presentación fue genialmente surrealista) y no parece un chaval polémico. Como diría el añorado Montes, tiene la perenne sonrisa del jugón. De hecho, aunque ha venido con rol de estrella no ha levantado públicamente la voz aun cuando su participación en el equipo está siendo mucho menor que la de, por ejemplo, Deulofeu o Marin en su día.

    No entraré en la justicia o no. Ni tampoco en que esté bien o mal. Pero la experiencia me dice que el Ramón Sánchez Pizjuán recrimina a un futbolista de dos formas: o abroncándolo o riéndose de él. Como no quiero ser hiriente, no voy a dar nombres de los segundos, pero sí me detengo en los primeros. Aquí fue histórica la que se le formó a Enrique Montero, que yo no viví. Pero si recuerdo otras sonoras como las que, por ejemplo, se llevó Luis Fabiano o, incluso, Reyes en las temporadas inmediatas a su retorno. Nervión abronca a quien sabe que tiene el duro y se pitorrea de aquellos que futbolísticamente son bultos sospechosos. Y este jugador ucraniano tiene dos opciones de salir del Sevilla: o abroncado o en dirección al Camp Nou. Porque Konoplyanka es el jugador que cuando se produce la falta en el minuto 86 y alguien piensa que hay que hacer, coge la pelota. ¿La jugada? Soy el **** Konoplyanka. La jugada es yo coja el balón, lance la falta por encima de la barrera y meta el gol.

    Gol Kono

    (foto ASR Pepe Brand)

    Aunque el partido estuvo igualado, ni que decir tiene que el Sevilla ganó el partido al Rayo tras anotar de falta Yevhen Konoplyanka. Un futbolista distinto al que mal haríamos si se le tratase como a los demás.

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    4 Responses to Yevhen

    1. Jose Luis
      11 octubre, 2015 at 10:57 pm

      Espero que no sea un caso Isco.

    2. 12 octubre, 2015 at 12:20 pm

      La fe ciega de Emery con Vitolo «el lento» y la obsesion de que los extremos defiendan mas que los laterales puede ser la perdicion para este CRACK

      • wery
        12 octubre, 2015 at 7:15 pm

        Vitolo lento? Ti no será der beti no?

    3. Pedro
      12 octubre, 2015 at 12:41 pm

      No soy objetivo porque me fascina Kono, pero creo que nos estamos dejando llevar por falsas impresiones y se esfuerza defensivamente más de lo que creemos (por ejemplo, partido contra la Juve).

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