Bebés, golfistas, viajantes y Los Caballeros que dicen Ni
by alvayanes • 9 abril, 2015 • Derecho, Fútbol, Miscelánea, Sevilla • 6 Comments
(Escuchando de fondo «Always look on the bright side of life», B.S.O de La vida de Brian)
No tengo la menor duda que todos los lectores de esta casa conocen a los Monty Phyton, el genial grupo británico de humor que irrumpió en los 70. Sus películas son de esas que puedes ver varias veces con total tranquilidad porque siempre hay una escena a la que le sacas un matiz novedoso o encuentras algo que se te escapó en el primer visionado. Tal vez su largometraje más conocido e idolatrado sea “La Vida de Brian” cosa que no me extraña; para mi es la más completa. Pero si a genialidad de gags concretos se refiere, probablemente haya que quedarse con “Los caballeros de la mesa cuadrada” donde se narran las peripecias del Rey Arturo y sus Caballeros en la búsqueda del Santo Grial en una parodia de la Inglaterra medieval. Esos cocos haciendo de ruido de caballos, el Gran Caballero Negro que lucha a pesar de que le cortan todas sus extremidades o el francés que lanza vacas desde una torre son escenas de una genialidad desbordante. Pero si me tengo que quedar con el gag surrealista por excelencia del film, tal vez el de “Los Caballeros que dicen Ni” sea el mejor.
En la mencionada escena, Arturo y los suyos atraviesan un tenebroso bosque donde de repente aparecen una especie de caballeros gigantes que están todo el tiempo diciendo “Ni” y que les impiden continuar su camino. “Los Caballeros que dicen Ni” sólo dejarán cruzar al séquito siempre que estos encuentren una almáciga. Culminando el surrealismo de la escena, Arturo y los suyos ¡terminan encontrando a un vendedor de almácigas! pero, cuando se presentan ante “Los Caballeros que dicen Ni”, estos, además de haber cambiado de nombre (ahora son “Los Caballeros que dicen Eki, Eki, Eki, Eki, Eki Tapán”) ya no quieren almácigas. Ahora, además de almácigas, para dejarlos pasar piden a Arturo que corte el árbol más alto del bosque con un arenque. Al final llega Sir Robin de Locksley y en la absurda conversación dicen la palabra «NO» que derrumba a Los Caballeros que hasta ese momento decían Ni.
Que todos estamos absolutamente y sin ambages en contra de cualquier tipo de manifestación o hecho violento que pudiera darse en un campo de fútbol es tan evidente que resulta ocioso detenerse sobre el particular. Y que el uso como altavoz del poderío que da el fútbol para cualquier tipo de reivindicación política también debe erradicarse, es un proceder en el que particularmente coincido; al igual que uno no va al cine, al campo, al teatro o a la playa embutido en una bandera con sus ideales, no concibo que haya que ir al fútbol con banderas representativas de ideales diferentes a las de tu sentimiento futbolístico. Máxime cuando hay 60 millones de sitios (twitter, blog, manifestaciones, urnas….) donde puedes hacerlo en un país libre como este. Así que hasta ahí, chapeau.
Pero lo que no puede ser es que se maten moscas a cañonazos, que nos obliguen a comulgar con ruedas de molino o que se caiga en el más absoluto reduccionismo al absurdo. Porque pierdes la razón de ser tu intento, sea éste más o menos loable.
La famosa Circular 20 de la LFP sobre las normas de acceso a los Estadios y demás se encuentra de forma sencilla en internet. Y, leyéndola, te das cuenta de que tiene cosas buenas, lógicas y con sentido. Le recomiendo su lectura y que no caigan en la crítica gratuita por el mero hecho de quien lo escribe (sesgo que puedo llegar a entender, pero que les invito a evitar) porque en muchos de sus preceptos encuentro voluntarismo aprovechable para el buen gobierno que debe presidir el fútbol moderno. Pero otras cuestiones rozan el surrealismo hasta límites insospechados. No me detengo mucho, sobre todo en lo etéreo de la cuestión “estrella” relativa a la obligatoriedad de registrarse para poner mostrar algún “elemento de grupo”, a la laxitud/extremismo con que las medidas se llevan en unos campos u otros, a que los estadios andaluces -donde no se ha matado a nadie- somos los especialmente perseguidos y a la manía de este puñetero país de pasar del blanco al negro sin atender a grises. Para ello me remito a Los Bárbaros del Sur, o a De Mr. John a Johnny o al espectacular incremento de ventas de los chalecos reflectantes según la grada que haya que vigilar.
Pero hay un precepto que me ha causado especial hilaridad y que no me resisto a comentar. La regla 5.3 que, entre otras cosas, dice:
“Queda prohibida la introducción de (…) paraguas de golf o de punta metálica (se excluyen los paraguas plegables), termos metálicos, maletas o elementos análogos o similares”.
Mi abono en el Sánchez-Pizjuán está en la parte baja de fondo. Y más de un día (sin ir más lejos, el Sábado Santo) he visto a una señora sevillista sentada en las escaleras interiores del Estadio (la última que hay, ya lindando con Gol Sur) aprovechando el descanso para darle de comer tranquilamente a su bebé sevillista una especie de papilla que lleva en un termo para que conserve temperatura. Me he fijado por la especial ternura de la acción: la buena señora tiene “cogido” el sitio para resguardarse ora del calor (el día del Athletic caía tela en fondo) ora de la lluvia/frío. ¿Esa señora, señor Tebas, ya no va a poder hacer eso? Yo suelo ir al fútbol con mi hijo por lo que acudo con un macutito donde llevo las pamplinas varias de los padres de hoy (la merienda, gusanitos, toallitas…) ¿Ese macuto, señor Tebas, es un elemento análogo a una maleta? ¿Y uno que venga directo desde Santa Justa con su maleta para ver a su Sevilla tampoco puede entrar al fútbol? Imagino que un paraguas de golf será un específico tipo de paraguas que usaran los que practiquen ese deporte. Como ignorante en la materia he buscado en internet y, salvo por el hecho de que tienen algo de punta, les mentiría si veo donde está su peligro. ¿El que venga de jugar al golf y lleve paraguas no puede entrar al campo?
Y otra cosa ¿Estas normas son aplicables a todo el que entra en el Estadio o sólo para paganos? Porque vamos a aclararnos. Y ya que nos ponemos espléndidos, vamos a echar la llave del surrealismo. A ver si va a venir, no sé, un utillero visitante con una maleta y se la va a tirar al juez de línea si se come un fuera de juego. Porque no entiendo porqué se presupone que es más peligrosa para el juego una madre con un termo para llevar la comida de su bebé que se pone en la grada a 6 metros de la banda, que un utillero que lleve un macuto con 18 pares de botas sentado a ras de césped.
En fin. A la voluntarista Circular 20 sólo le falta decir que los porteros y los guardias de Seguridad se interpondrán a los Caballeros del Rey Arturo que acudimos los fines de semana a los Estadios revisándonos de arriba a abajo para decirnos que, sin una almáciga, no podemos pasar. Y lo peor de todo no es ya que nos pidan almácigas. El remate será que, cuando las encontremos, quitarán a “Los Porteros que dicen Ni” sustituyéndolos por “Los Porteros que dicen Enke, Enke” que nos requisarán las llaves porque son elementos arrojadizos. No te extrañe incluso que el día menos pensado “Los Porteros que dicen Enke, Enke” sean sustituidos por “Los porteros que dicen Fliski Fliski” con órdenes expresas donde se considere el abono del Sevilla como elemento peligroso-por su borde no redondeado- produciéndose la paradoja de que no podemos acceder al Estadio porque el carnet que nos lo permite teóricamente, es elemento potencialmente punzante. En ese momento el acceso mediante abono se sustituirá por uno de huella dactilar, con la consiguiente contratación de empresa al efecto donde se pegará el picotazo correspondiente por quien proceda, que para eso esto es España. Y así hasta el infinito y más allá. Y es que ya empieza a correr la teoría de que todo esto del puteo constante con los horarios intempestivos, las trabas para los accesos y demás son tácticas subrepticias para que el aficionado deje de ir al Estadio y se abonen a las plataformas televisivas donde quien sabe si subyacen intereses espurios. Nunca fui del piensa mal y acertarás, pero es que cuando te machacan de forma comparativamente agraviante hasta los más templados pueden empezar a ensuciar su mente.
(foto de una de las peligrosísimas banderas requisadas a sevillistas en El Madrigal)
Yo, en cambio, usaré las plataformas televisivas para seguir viendo joyas como “Los Caballeros de la Mesa Cuadrada” o los partidos donde no juegue mi Sevilla. Porque, por muchos impedimentos que pongan, a mi equipo lo veo en mi casa. No la de la hipoteca, sino la que comparto en la Calle Sevilla Fútbol Club con decenas de miles, claro.
La respuesta para vencer a los Caballeros que dicen Ni fue decir NO. Y tal vez alguno deba empezar a plantearse ciertas cosas, Odio eterno al fútbol moderno y Honor al aficionado. Gloria a Tittyshev
Saludos.
Otra vez excelente, D. Álvaro.
Sin ánimo (lo prometo) de colocarme medallas, alguna de tus cuestiones Algarivo ya la había adivinado y manifestado.
Hay, en ése conglomerado de despropósitos de la LFP, aspectos claramente inconstitucionales porque la libertad de expresión incluye, creo, el interior de los estadios deportivos siempre que (como hemos visto recientemente muy cerca de Nervión) no se sumerjan en lo puramente delictivo.
Es un refrito que produce ardores estomacales. Y más que cañonazos para matar moscas, son palos de ciegos (ceguera intencionada, lógicamente).
De la misma forma, el empuje decidido (que también manifestó Algarivo en varias ocasiones) de todas las partes (¿qué papel juegan los clubes y su apoyo a todo ésa estupidez de escaso calado intelectual?) empujando a los espectadores a las pantallas plasmáticas, es insoportable. Y ruin. Y los cómplices son tan culpables como los incitadores, como los ejecutores. Solo ver los estadios en los últimos años (¡tanto cemento visible!) ya es señal peligrosa de que andan en buen camino para matar la afición directa, la buena, la de corazón… aunque no veamos seis repeticiones acto seguido.
Por cierto y sin discutir tus predilecciones de mis ídolos, los Monty Phyton, te recomiendo «El Sentido de la Vida» y «Los Héroes del Tiempo». En ambas nos señalan claves existenciales y, llevándolas al extremo, futbolísticas.
Muy bueno, D. Álvaro.
Un abrazo y cuídate.
Normal que haya muchas cosas de su blog, maestro. Unas explícitas y otras implícitas. El blog de Algarivo es referencia en esta casa, como bien sabe.
Los Monty Python nos dan innumerables claves existenciales y, llevándolas el extremo futbolísticas. Claro que sí. La escena de los cocos que simulan el ruido de caballos ¿sabe por qué se hizo? porque la película iba cortita de presupuesto y no pudieron contratar caballos. Así, se sacaron de la manga la genialidad.
De la necesidad y falta de recursos consigues un cosa distinta y genial. De 1º de Monchi
Abrazos y gracias por el comentario
Que una señora que lleva un termo para darle de comer al bebé se considere una terrorista potencial es un gran silogismo. Si esa mujer pesa lo mismo que un ganso está hecha de madera y por tanto es una bruja.
No, si al final Tebas va a ser el Python español.
¡Pues yo no le voté!
Grande Tittyshev. Odio eterno al fútbol moderno.
Apreciado Álvaro:
En la línea del Sr. Ariza.
Esto del fútbol, está tomando un rumbo, que comenzará echando a los aficionados racionales de los estadios, si no lo está haciendo ya.
Todo este entramado de la LFP, es un sinsentido. Quizá, sea lo que pretendan estos Sres de la LFP, y clubes adláteres: «Invitarnos» a abonarnos a la plataforma de TV, que les ofrezca mayores ingresos. Dinero, dinero, dinero.
La circular 20 de la LFP, cómo decía aquel «No tiene desperdicio»
Todo queda sucinto a la inscripción en el ya ineludible Libro-Registro.
Preparémonos los abonados de Gol Norte en particular, por estar en el sitio equivocado -como argumentaría el Sr. Cruz-. En vista del desarrollo que siguen los acontecimientos, todos tendremos que apuntarnos al Libro-Registro, y/o pasar controles biométricos.
¡Dictadura de la LFP y Clubes!
P.D.: Me quedo con «El Sentido de la Vida». Aquella inolvidable escena del servicio del restaurante, recogiendo los restos del cliente reventado… ¡Uf! ¡Qué fatiguitas…!
Buenos días a todos.
Otra vez palmas y bravos a Álvaro, por abrirnos magistralmente otra brecha en el filón de un debate tan desgraciadamente -por lo que perjudica al alma de este bello espectáculo: el aficionado- de actualidad.
Por mi parte, absolutamente de acuerdo con su opinión y su visión del absurdo circo montado para «erradicar la violencia del fútbol». Perfecto el paralelismo con el maravilloso mundo Monty Python, sólo que puta la gracia que tiene cuando la representación se lleva a cabo en nuestros estadios.
Dicho lo anterior, no quiero dejar de detenerme en un detalle que entiendo importante. Álvaro nombra -con todo acierto y razón- a la LFP como líder y cabeza visible de este grotesco sainete de más que probablemente espurios objetivos que padecemos los aficionados, pero también hay que señalar a la directiva de nuestro Sevilla F.C.S.A.D. como responsable directa de demasidados abusos, faltas de respeto y desmanes sin sentido cometidos contra los sevillistas en su propia casa. En la grande, la de Nervión, y en la chica, la de la carretera de Utrera. No voy a abundar en innecesarias enumeraciones porque entiendo que todos los sevillistas estamos al tanto de lo que comento. Pero sí que voy a insistir en que no todo el triste cachondeo montypythoniano que padecemos es responsabilidad de la LFP. Para nuestra desgracia, en este repugnante tema, también tenemos los sevillistas enemigos en nuestro propio Consejo. O al menos así opino yo. Y así lo digo, por lo importantísimo que entiendo es aquello de tener clarísimo quiénes son el enemigo.
En fin, mis habituales desvaríos, los cuales espero perdonéis todos.
Felicidades, gracias y saludos a todos. A Álvaro el primero.