• «Bimbo” Binder. El killer del Rapid

    by  • 16 marzo, 2014 • El Trinche Carlovich, Historias • 5 Comments

    POR EL TRINCHE CARLOVICH

    En la década de los treinta, a orillas del Danubio, el segundo río más largo de Europa, y de la mano de Hugo Meisl, surgió la llamada “Escuela del Danubio”, basada en el estilo del juego escocés que intentaba imponer Jimmy Hogan , amigo y colaborador de Meisl. Cuentan las lenguas antiguas que el Wunderteam austriaco fue el primer equipo en practicar el futbol total, raseando el balón por el suelo e incluyendo por primera vez la figura del media punta y el falso delantero. Josef Bican, Smistik, Nausch y sobre todo der Papierne (“el bailarín de papel”) Mathias Sindelar eran las rutilantes estrellas de aquel equipo de ensueño, pero entre ellos comenzaba a surgir otro gran genio, que pasaba desapercibido, pero que con el paso de los años adquirió una relevancia enorme entre otras cosas, por ser la referencia del único equipo no alemán que ganó la Bundesliga. ¿Qué cómo pudo ser? Ya llegaremos a eso. Empecemos por el origen.

    Franz Binder nació el 1/12/1911 en St. Pölten, una pequeña ciudad de la región de la Baja Austria. Era de familia muy humilde y tenía nueve hermanos los cuales se repartían hacinados en tres habitaciones junto a sus padres, en el extrarradio de la población, en las casas de los trabajadores del ferrocarril, un barrio extremadamente pobre.

    Uno de sus hermanos jugaba en el Storm 19, un equipo de la ciudad de St. Pölten, y se lo llevó al equipo filial para probar, sorprendiendo tanto su capacidad física que con tan solo 15 años se hizo con un puesto titular en el primer equipo. Era un futbolista que basaba su juego en el físico, media 1,90 y era muy fuerte. Sus principales cualidades eran el buen manejo de su cuerpo y el juego aéreo y sobre todo un potentísimo y controlado chut, por el que bautizaron a sus golpeos como “disparos”, y a pesar de todo eso, no andaba escaso de técnica. Pronto comenzó a destacar y hacer muchísimos goles llamando la atención de clubes mayores. Con 17 años ya jugaba en la selección de la “Baja Austria” y en 1.930 el Rapid de Viena fue a St Pölten a hablar con él y con su familia para acometer su incorporación. Binder acepto la oferta del Rapid pero su madre puso la condición de que el joven Franz siguiera viviendo en la casa familiar por lo que tuvo que estar yendo y viniendo a entrenar en un ferrocarril regional hasta 1.936, año en el que se mudó a Viena. Hasta el último día estuvo compartiendo una cama pequeña con uno de sus hermanos.

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    Sus comienzos en el Rapid fueron duros y no lograba hacerse con un hueco en el equipo pero el 29 de noviembre de 1.931 en un partido contra el Soproni Vasutas anotó cinco goles, haciéndose definitivamente con el puesto y comenzando a partir de ese momento a crecer su fama de forma exponencial. Poco después de esto ya era considerado ídolo local en St Pölten y era común ver las hileras de bicicletas salir de la barriada de los ferrocarriles y hacer una larga kilometrada para ver a su vecino.

    A mediados de los años treinta los integrantes del Rapid fueron a ver una película alemana titulada “Der Wirbelsturm”, cuyo protagonista era un hombre negro, muy corpulento, de aspecto aniñado y muy tranquilo y afable, características todas que compartía con Binder, ganándose en tono cariñoso el apodo del protagonista de la película, “Bimbo”, desde aquel momento. Era un hombre que tenía una gran paz interior y que la contagiaba a sus compañeros. Siempre estaba de buen humor y rehusaba las polémicas. Una anécdota que refleja su carácter le sucedió estando con el Rapid de gira por Sudamérica, en el ocaso de su carrera, para disputar una serie de amistosos. Las paredes del piso 14 del hotel donde se hospedaban en la ciudad colombiana de Cali se sacudieron. Los jugadores del Rapid corrieron despavoridos. No lo hizo Franz “Bimbo” Binder. Aunque el delantero centro se cayó de la cama al suelo, miró tranquilamente por la ventana y le dijo a su compañero de habitación Max Merkel, -si, Merkel, el mismo que en las temporadas 69/70 y 70/71 fuera entrenador de nuestro club dejándonos en la primera de ellas en tercera posición-: “Escucha, Max, si es de verdad un terremoto, llegaremos abajo más rápido sin ascensor”. Entonces se tumbó en la cama y se quedó inmediatamente dormido. Al día siguiente, marcó un gol.

    Su leyenda iba creciendo en la misma medida que sus goles iban perforando las metas rivales.

    En 1.938 con la Anschluss (incorporación de Austria a la Alemania nazi) el Rapid de Viena se integró en la liga alemana que por aquel entonces tenía el formato de las Gauligas, hecho éste que hizo privarle de un Mundial que con merecimiento se había ganado la selección austriaca tras derrotar el 5 de octubre de 1.937 a Letonia por 2-1 (con el gol decisivo suyo, por supuesto). “Bimbo” no fue seleccionado por los alemanes seducidos por un futbol más vistoso que el de Binder, que se quedaría sin Mundial y sin opción después al estallar la guerra y suspenderse los torneos de 1.942 y 1.946. Curiosamente la selección alemana tuvo uno de sus fracasos más sonados cayendo en primera ronda contra Suiza, tras lo cual hubo una pequeña revolución y Bimbo Binder comenzaría a entrar en las convocatorias. Finalmente llego a ser internacional con la selección alemana en 9 ocasiones y convirtiendo 10 dianas que podrían haber sido muchas más de no haber estado la guerra por medio.

    Sin embargo, y a pesar de la tristeza que cuentan le supuso no poder defender a Austria en un mundial, en los años del Anschluss vivió varios de los momentos más importantes de su carrera.

    Corría el año 1.938, estando empezada ya la Copa Alemana, cuando se modificó el formato de la misma para incorporar a los equipos austriacos, pasando los 6 equipos más importantes del momento a las rondas de eliminación de dicho torneo. La idea del régimen era dar imagen de normalidad en el país anexado. El Rapid, con Binder como rutilante estrella iba imponiéndose ronda tras ronda a sus rivales hasta llegar a la final que se disputó el 8 de enero de 1.939 en el estadio olímpico de Munich, ante 40.000 sorprendidos espectadores, contra el FSV Frankfurt. El partido comenzó con un gol tempranero del equipo alemán pero en los minutos 80, 85 y 90 tres goles del Rapid, el último de ellos de Bimbo Binder, convirtieron al Rapid en el primer equipo austriaco en ganar una copa alemana.

    Sus potentes disparos eran su seña de identidad y disputando la copa de Alemania del año 1.939 en un partido contra el Bayern de Munich los espectadores pudieron observar un hecho realmente poco habitual. El árbitro cobró una falta a favor de Rapid y Bimbo Binder la ejecutó con tal violencia que la pelota salió por detrás del arco. El árbitro confundido quiso dar saque de puerta pero incluso los jugadores del Bayern avisaron al árbitro que la red, de cáñamo y muy vieja y dura, de la portería muniquesa tenía un agujero, y el árbitro al final concedió el gol. Al concluir ese partido el Bayern de Munich se apresuró a quitar la red de la portería y se la regaló a Binder que se llevó la red rota por su disparo de recuerdo.

    A las altas esferas alemanas no les hacía gracia que un internacional con Alemania fuera apodado “Bimbo”, pero Franz guardaba mucho cariño a ese apodo y se negó a quitárselo. Tal fue la importancia de Binder en el fútbol alemán que hasta en los pasquines con las alineaciones que se repartían en partidos oficiales de Alemania su nombre aparecía como “Bimbo” Binder, a pesar de las connotaciones que su apodo podía tener.

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    Pero la gran gesta estaba por llegar.

    El Schalke 04 era por aquellos tiempos el autentico dominador del futbol alemán de la época, como demuestran las nueve finales de liga que jugó en diez años, de 1.933 a 1.942, ganando además seis de ellas, y según dicen equipo preferido del régimen y de Adolf Hitler, aunque esto último nunca quedó demostrado. El formato por aquel entonces de lo que hoy conocemos como Bundesliga enfrentaba a los mejores de las diferentes Gauligas (ligas por regiones), primero en una liga de cuatro equipos, para posteriormente el primero de ellos pasar a una semifinal a la que accedió el Rapid tras eliminar a sus cinco rivales, todos alemanes. El rival no podía ser otro que el Schalke 04. La final se jugó en el estadio Olímpico de Munich ante 100.000 espectadores. El Rapid de Viena era junto al Admira el único equipo austriaco capaz de tutear a los grandes equipos alemanes, a pesar de que los equipos austriacos no eran tratados con el mismo rasero, y aquel Admira había caído en la final de liga de 1.939 también contra el Schalke por un contundente 9-0. El Rapid ingreso al campo con el objetivo de dejar a buena altura el fútbol austriaco pero pronto la final se ponía de cara para el Schalke que al minuto 8 ganaba por 2-0. Antes del descanso Franz Binder fallaba un penalti ante el júbilo del público alemán que veía como el Schalke se adelanta después del descanso con el 3-0. Pero lejos de venirse abajo el Rapid empieza a soltarse y poco a poco van llegando las ocasiones hasta que en el minuto 62 Shor hace el primer tanto para el Rapid. Las acometidas del Rapid se hacen más intensas y al minuto siguiente Bimbo Binder lanza de nuevo un penalti esta vez con éxito y pone el 3-2. El Rapid espoleado por los goles sigue atacando en oleada y de nuevo Binder anota otro tanto, esta vez de falta desde 25 metros. Y para culminar el que fuera su mayor momento de gloria lanza en el minuto 72 una falta desde 40 metros que se cuela por la escuadra. El Rapid había dado la vuelta a un 3-0 en una final en un campo totalmente hostil. A pesar de las acometidas finales del Schalke se convirtió en el único equipo no alemán en ganar la Bundesliga, y todo ello con un Hat-Trick de Bimbo Binder. Ese fue su mayor momento de gloria. Salió del campo a hombros de sus orgullosos compañeros e incapaz de parar de llorar.

    Tras el partido un periodista alemán se acerco a él para preguntarle si no le hubiera gustado retroceder en el tiempo y pertenecer al equipo más laureado y potente del momento el Schalke 04 y Bimbo Binder, habiendo recobrado ya la tranquilidad habitual en él, le contestó: “Una vez que conoces al Rapid, solo quieres jugar en el Rapid”. Se retiró en 1.949. Luego de ser entrenador de varios equipos de gran nivel, su Rapid incluido, murió en 1.989 a los 77 años, siendo enterrado en el cementerio de Viena con todos los honores de un héroe nacional y ante una multitud de seguidores que le rindieron un último homenaje.

    Solo hay que ver su historial goleador para darse cuenta de la magnitud de este futbolista. A pesar de jugar en periodo de guerras -parando temporadas enteras- fue pichici de la liga austriaca en los años 1.933, 1.934, 1.936, 1.937 e internacional con Austria en 19 ocasiones convirtiendo 11 dianas. Fue máximo goleador de la liga alemana en los años 1.939, 1.940 y 1.941, marcando 10 tantos en las 9 veces que se enfundó la camiseta de la selección alemana. Según la biografía que escribió su hijo anotó 1.045 goles en 754 partidos, 984 de esos goles para el Rapid en 700 partidos, codeándose con los pocos jugadores que han superado el millar de goles, polémicas aparte, como Romario, Pelé, Eusebio, Gerd Muller, Arthur Friedenreich o Josef Bican, pero debido a la época en que le tocó vivir la mayoría de los goles no son reconocidos oficialmente. Aun así, si contamos solo los partidos en los que sus goles cuentan como oficiales Bimbo Binder hizo 421 goles en 347 partidos, lo que le da una espectacular media de 1,21 goles por partido, que subiría a una media de 1,38 goles por partido si contamos los datos no oficiales. Un autentico killer.

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    5 Responses to «Bimbo” Binder. El killer del Rapid

    1. Alvaro
      16 marzo, 2014 at 9:43 pm

      Muchas gracias al autor por tan documentada historia sobre un futbolista absolutamente desconocido en nuestro país.

      Me ha llamado la atención que (creo) no haya escrito nada en cristiano sobre uno de los goleadores más brutales de la historia del fútbol. Además, cuando era la estrella de un equipo no alemán ¡que ganó la Bundesliga!

      No tenía ni idea de esa circunstancia tan excepcional como maravillosa. Sólo por ello, ya el trincherazo es de diez. Lo dicho, enhorabuena

    2. 17 marzo, 2014 at 9:58 am

      Magnífico. Sin más.

      Enhorabuena al Trinche.

    3. Luisa
      17 marzo, 2014 at 8:47 pm

      Una historia muuuy interesante. Destaco una frase que nos viene al pelo este día y esta hora: consiguió dar la vuelta a un marcador en un campo hostil.

    4. 18 marzo, 2014 at 10:40 am

      Como siempre un 10 para el Trinche y sus historias de jugadores que para mi, en este caso, resultaban completamente desconocidos!

    5. 18 marzo, 2014 at 6:29 pm

      Muy buena la historia. No conocía a Bimbo Binder, así que gracias por hacérmelo conocer. Es una pena que el periodo tan convulso que le tocó vivir le lastrara tanto de cara a ser conocido en estos tiempos.

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