• Derechos televisivos. El equilibrio de Nash

    by  • 13 diciembre, 2013 • Economía, Miscelánea, Sevilla • 5 Comments

    (Escuchando de fondo «Rompe los cristales» de Platero y tú)

    Una de las cosas que más me enorgullece de entre las muchas que me reporta coordinar este blog es haber sabido conectar, a través de las distintas plumas que por aquí paramos, materias esencialmente técnicas con nuestro cariño futbolero. Unir el laberíntico mundo de las ciencias y las letras desembocando todo en el tronco común de nuestra pasión general (fútbol) focalizado normalmente en nuestro amor de siete letras llamado de forma majestuosa Sevilla FC. Y aunque uno se maneja mal que bien en materias jurídicas y/o tributarias, también hemos despachado con economía, literatura, estadística, etc. Incluso esta semana hemos ampliado el campo con la aeronáutica de Oberth y ahora nos atrevemos con un paso más, introduciendo conceptos de Teoría de Juegos y matemática teórica vinculada a las últimas noticias conocidas en sede palangana. Con la supina duda de no saber si tenemos más osadía o menos vergüenza, espero que guste.

    Este señor es John Forbes Nash


    (thefinacialfreedomway.com)

    Su genial, esquizofrénica y alucinante vida fue escrita por Sylvia Nasar, que optó al Pullitzer por “Una mente maravillosa”. Les sonará más sin duda la homónima película protagonizada por Russell Crowe que ganó nada más y nada menos que 4 Oscars de los 7 a los que estaba nominada, entre ellos mejor película y mejor director. Personalmente me pareció una buena e interesante película. Sin más.

    Obviando el tema de la esquizofrenia y la capacidad de superación del matemático estadounidense, lo que no hay la menor duda es que nos encontramos ante uno de los mayores genios contemporáneos. Entre la multitud de premios que adornan su dilatada carrera, destaca el Nobel de Economía del 94 por la aplicación revolucionaria de la Teoría de Juegos aplicada a las matemáticas, economía y demás ciencias. Dentro de sus múltiples aportaciones, tal vez la más conocida sea la teoría de “El equilibrio de Nash” donde se aborda una suerte de maestrías sobre la optimización del resultado personal desde la óptica de la coordinación general. En el equilibrio de Nash la idea primordial no es que todos consigan el mejor resultado posible grupal, sino que cada uno maximice el suyo propio. Sin embargo, la clave está en que la actuación coordinada coadyuva a un mejor resultado conjunto el cual indefectiblemente termina en un beneficio personal que es el fin último. El extraordinario blog salmón lo define así

    El equilibrio de Nash se alcanza en una situación en la que ninguno de los jugadores (o agentes) de un juego en el que hay dos o más jugadores, todos conocen los equilibrios de los demás, quieren cambiar unilateralmente su decisión porque cambiarla supondría empeorar su condición. Cuando todos los jugadores han tomado una decisión y no pueden cambiarla sin empeorar su bienestar, se considera que se ha alcanzado un equilibrio de Nash

    El equilibrio de Nash en el tema a tratar por este artículo lleva implícito una simpática paradoja. Yo, el Sevilla FC, estoy inmerso en un mercado competitivo donde deportivamente tengo que superar al resto de competidores. Para maximizar mi objeto social tengo que quedar por encima de Español, Betis, Valencia, Real Sociedad, etc. Pero la sutil paradoja surge desde el momento que yo necesito de mi “enemigo” para crecer. Por todo ello, la pregunta es la siguiente: ¿es beneficioso para las sociedades competidoras cooperar entre ellas? Sin lugar a dudas, sí. Los lectores de esta casa saben de la idolatría que se le profesa a Rafael Nadal Parera, mejor deportista español de todos los tiempos el cual, dentro de su grandeza, tal vez lo hubiese sido menos si no le llega a tocar unos enemigos coetáneos tan fuertes como Roger o Nole.

    Pero a lo que vamos ¿Por qué es fundamental las sinergias entre empresas? Porque sin duda redunda en el beneficio propio. Si esos Español, Sevilla, Valencia, Betis o Real Sociedad van de la mano, conseguirán una posición infinitamente más competitiva frente al resto del mundo que si hacen una pelea por su cuenta. El expresidente del Nido estaba obsesionado con ello, cosa que merece todo mi aplauso.

    En unas recientes jornadas realizadas en Cataluña, el Secretario de Estado para el Deporte, Don Miguel Cardenal, decía al comentar las quejas de los equipos medios y pequeños sobre el actual sistema televisivo que “hay que eludir el paralelismo con otros países, ya que un 3% de un beneficio de 1.000 millones es mejor que el 5% de 500” En mi opinión esta afirmación es de las de sí y no. Sí, porque es evidente que, con la primera opción, el Sevilla recauda 30 y con la segunda 25. Pero no porque esconde subrepticiamente la falacia de que el porcentaje no es lineal. Por tanto, al tener los dos grandes más porción de tarta (no tienen un 3% sino un 10%), las diferencias de lo efectivamente recaudado son mayores por lo que surge otra paradoja de esas que tanto gustan en esta casa: un 3% de 1.000 puede ser más beneficioso que el 5% de 500 debido al régimen de competitividad y a la no proporcionalidad aritmética de los sujetos intervinientes.

    (as.com)

    Tengo que reconocer que me llamó la atención la rueda de prensa de despedida del señor del Nido cuando comentó que había dejado atado el contrato televisivo para las dos temporadas siguientes a la finalización del actual contrato (esto es, hasta el verano de 2016). Y básicamente por el hecho de la problemática acaecida recientemente con la Comisión Nacional del Mercado y la Competencia a raíz de los contratos televisivos a largo plazo que han acabado multando a la empresa del señor Roures y a diversos equipos entre ellos el Sevilla (se analizó aquí y aquí). Entre esa cuestión, que hablamos pro futuro, lo convulso del mercado económico y que estamos inmersos en la venta conjunta de derechos televisivos con la nueva Ley del Deporte, sería interesante conocer detalles del mencionado contrato, más allá de que se confirme en la inminente Junta de Accionistas que es de 80 millones por esas dos campañas (lo que en principio parece un muy buen contrato a mi parecer). El tema quedó en segundo plano obviamente porque la última rueda de prensa de José María del Nido iba de lo que iba. Pero teniendo en cuenta que el ingreso por televisión es la pieza troncal del presupuesto sevillista resulta necesario su despiece en la Junta General de la sociedad, básicamente porque en teoría es el último contrato que vamos a negociar de forma individual.

    Tengo la ligera impresión de que, en materia televisiva, el Sevilla ha logrado un equilibrio de Nash extraordinario. Cambiar la senda seguida no conlleva beneficio alguno. Esperemos que esa impresión se corrobore cuando a partir de la temporada 16-17 entre en vigor el articulado de la nueva Ley del Deporte en lo concerniente a la venta conjunta de derechos televisivos. Esa será el momento de saber con certeza si en este punto el Sevilla ha tenido una mente maravillosa.

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    5 Responses to Derechos televisivos. El equilibrio de Nash

    1. 14 diciembre, 2013 at 11:14 am

      Es curioso. Este artículo me ha recordado a otro que yo escribí hace casi un año:

      http://ravesen.blogspot.com.es/2013/01/la-union-hace-la-fuerza-luego-divide-y.html

      Lo que pasa es que este está basado en una teoría matemática y el mío en historia (la cabra tira al monte). Pero ambos hablan de lo mismo: de la unión (incluso entre enemigos) para lograr bienes mayores.

      Lo que ocurre es que este concepto es difícil de entender en el corto plazo, y menos aún para mentes no demasiado brillantes como las de muchos de los que nos gobiernan, ya sea en política o en deporte. No es sencillo comprender que un sacrificio a corto plazo puede redundar en un enorme beneficio a medio. Que esos porcentajes de los que hablaba el sr Cardenal sólo son válidos a corto plazo. Y que siempre SIEMPRE se es más fuerte en alianzas que en enfrentamientos.

      Yo creo que la de Del Nido es una mente bastante más brillante que la de muchos de los otros presidentes y dirigentes. Pero ha tenido que lidiar con ellos, con el objeto de tratar de sacar el máximo beneficio para su club. Habrá que ver, cómo dices, cual ha sido el resultado de este esfuerzo para el corto plazo ( los dos próximos años) y para el largo (la futura venta conjunta de los derechos)

      Muy interesante, como de costumbre.

      Un saludo.

    2. Alvaro
      15 diciembre, 2013 at 7:21 am

      A estas alturas, que un comentario tuyo y uno mío vayan en la misma línea, no puede extrañar.

      Siempre pensé que Del Nido iba en este tema un paso por delante de los demás. En materia televisiva, cuando otros pensaban donde había que ir, él ya había llegado. Además, esta posición ideal hacía que pudiera elegir los extraños compañeros de cama. El resultado es el que es.

      Gracias y saludos

    3. Pemaro
      15 diciembre, 2013 at 10:37 am

      Pero no sólo en lo televisivo si no en la mayoria de las cosas iba siempre por delante, como muy bien dice Alvaro cuando algunos querian emprender el viaje el ya estaba harto de esperar, aunque lo culparan muchas veces de bocaza y de fantasma, pero el SevillaFC nunca ha estado tanbien representado como con el Presidente Sr. Del Nido.

    4. 15 diciembre, 2013 at 11:29 am

      Saludos.

      Modestamente, yo también adiviné algo sobre ello en septiembre de 2011.

      http://algarivo.blogspot.com.es/2011/09/la-soledad-del-corredor-de-fondo.html

      Cuídate.

    5. 17 diciembre, 2013 at 9:35 am

      A ver si me he enterado bien.

      ¿Un condenado a 7 años y medio de prisión y un empresario de muy dudosa reputación llegan a un acuerdo verbal en las horas posteriores a la ratificación de la condena del primero por parte del Supremo, por el que la empresa del segundo, con graves problemas de pago, le va a pagar al Sevilla una cantidad cuasi fuera de mercado por el contrato televisivo, y el Sevilla tiene una posición en el equilibrio de Nash extraordinaria?

      Sí. Suena bien.

      O no.

      Saludos

      Carlos.

      PD: el artículo me parece magnifico, conste. Pero sus conclusiones no tanto.

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