• La teoría de la moneda de platino

    by  • 5 noviembre, 2013 • Derecho, Sevilla • 8 Comments

    (Escuchando de fondo al Dr.Funkenstein pedir -hace 20 años, ojo- que se pintara de negro la Casa Blanca)

    Seguro que recuerdan cuando hace unas semanas nos bombardeaban los medios de comunicación con el “precipicio fiscal” norteamericano. La música nos sonaba ya porque la habíamos escuchado varias veces, la última a finales de 2012 donde tuvimos nuestra mediática ración navideña de abismo. Básicamente el problema radica (hablo en presente, porque la solución siempre ha sido dar una patadón para adelante) en que republicanos y demócratas pactaron hace años un tope máximo de endeudamiento que el país no traspasar. Por tanto, llegados a ese línea roja, el dinero que tenía que conseguir el Estado no se obtendría vía endeudamiento sino vía impuestos. Si hacen falta 100 millones y ya no podemos endeudarnos (pedirlos), exprimimos al ciudadano vía impuestos pidiéndole esos 100. De ahí que se llame precipicio/abismo fiscal. Esta solución es de primero de postureo, como ahora veremos, ya que la subida de impuestos sería tan absolutamente brutal que en el fondo todos saben que es inaplicable.

    El caso es que si no se eleva el techo de deuda llegado “El día D”, los EEUU entrarían en situación de impago lo que implicaría el crack mundial por el efecto dominó. La caída al abismo fiscal implicaría la entrada automática en recesión de la primera economía del globo con lo que ello podría conllevar.

    La solución siempre ha sido la misma: subir el techo de deuda. Si el tope era 200 y hemos llegado a 200, la solución ha sido poner el techo en 250. De hecho se ha elevado en más de una decena de ocasiones en lo que va de siglo. No obstante, parece que la situación que hemos vivido a finales de octubre de 2013 ha sido la más compleja. Hablamos de política -y por ende de negociaciones e intereses- por lo que la compleja situación de las Cámaras Norteamericanas y las distintas circunstancias invitaban a ello, empezando por la controvertida reforma sanitaria del Presidente Obama, para acabar con la irrupción en la Cámara de los del Tea Party que tienen pinta de ser unos guasas, para qué nos vamos a engañar. Aquí se explica bastante bien

    Así, aunque todos pensaban que al final habría acuerdo y se arreglaría (como al final sucedió) me parecía un poco raro que a nadie se le pasara por la imaginación que tal vez el lobo se presentara esta vez. Lo digo porque pasaban los días, el tema no se resolvía, pero no había movimientos sísmicos. Sólo un runrún peligroso en la superficie (parcialmente se suspendía la Administración porque no había dinero para funcionarios y hasta la NASA cerraba su cuenta de twitter desde donde se informa del movimiento de asteroides) pero en la macroeconomía no se movía un varal. O mejor dicho, era al revés. El 8 de octubre de 2013, el Indice Dow Jones se iba a los 14.776 puntos. En cambio, el 29 de ese mismo mes, con parón administrativo y sin acuerdo firmado, llegaba a 15.680. Que la bolsa suba más de un 6 % en 20 días es una barbaridad. Que lo haga en los 20 días donde hay riesgo que se acabe el mundo es alucinante.

    Y claro. Uno veía la tranquilidad en el mundo económico y no podía más que pensar que algo se nos escapaba. Que sí. Que al 90 % todos pensaban que se iba a resolver. Pero la posibilidad de que no hubiera acuerdo estaba latente. ¿Cómo era posible esta tranquilidad y optimismo en los mercados cuando existía una posibilidad de que lo de Lehman Brothers fuese un granito de arena comparado con el abismo fiscal? ¿Qué carta hay guardada por el que tiene el duro y que no nos muestra el resto de los mortales?

    Me decidí a leer un poco sobre el particular y resulta que la solución estaba en que ese 10 % de que no se resolviese era irreal. Porque siempre el que va de mano tiene el As para matar el tres. Siempre hay Plan B. Bueno: en realidad había planes de todos los colores. Por curiosos, hablaré de dos:

    La aplicación de la sección 4 de la enmienda 14. La interpretación de la misma dice que la validez de la deuda pública de EEUU es incuestionable. Basándose en ello, una opción es que Obama tirase por la calle del medio aprobando la elevación del techo de deuda, porque yo lo valgo. Lo de aplicar la enmienda 14 me ha recordado a aquellos anillos de los Lakers cuando el añorado Andrés Montes decía que Shaquille ganaba partidos aplicando el artículo 34: “hago lo que quiero, cuando quiero y lo que me da la gana”.

    La teoría de la moneda de platino. Esto me ha parecido tan grandioso que no me he resistido a nominar así al artículo. Resulta que el Tesoro no puede emitir dinero. Es decir: si hace falta esos 100 millones del principio, el Currito del Tesoro no puede darle al botoncito de imprimir billetes hasta llegar a esa cifra. Pero en cambio, el Gobierno estadounidense sí podría, teóricamente, emitir una moneda de platino y darle el valor que le diera la gana. ¿Para qué? Para depositarla en la famosa Reserva Federal siendo ese el aval de la deuda que se necesita.

    Me detengo en esta segunda idea ya que, no me negarán, es tan simple como freak. Yo necesito 100, pero como no puedo emitir deuda por 100 (pedir prestado), ni darle a la maquina de hacer billetitos por 100, me invento por la cara un aval que vale un billón, lo deposito en la Caja de Depósitos/Banco Central/Reserva Federal y ahora ya puedo pedir los 100 sin problemas porque detrás mía tengo, nada más y nada menos, que un aval de 1 billón de dólares depositada en la sagrada Reserva Federal. Genial.

    (tiempo.com.mx)

    Asombrosa pero posible, tomó forma hasta el punto que se empezaron a recoger firmas para que se adoptara e incluso un Premio Nobel de Economía como Paul Krugman contestó cuando le preguntaron por ello que era una posibilidad que no se podía desdeñar ya que “vivimos en un tiempo económico extraño, en el que las reglas normales ya no cuentan». El congresista demócrata J.Nadler reconoció que “la idea suena estúpida, pero es legal”. Se barajó que la acuñación de esa moneda de platino tendría un valor entre 765.000 millones de euros y un billón. Quien dijo miedo

    A veces, muchas veces, más de cuatro veces, uno tiende a pensar que hay fechas destacadas para el devenir de una sociedad. Es ese “Día D” al que hacía mención anteriormente. Esa línea roja tras la que no hay marcha atrás. Ese momento donde el rumbo de tu mundo va a cambiar de manera inexorable.

    Sin embargo, y aunque hay una nimia posibilidad de que eso pase, lo normal es que el poderoso termine acuñando su moneda de platino llegada la situación extrema. Si falla el Plan A, se tira del Plan B (que aunque no se diga, lo hay. Claro que lo hay). Y si no, del C. O si quieren, sigan contando que hay más letras de planes distintos que matrículas madrileñas antiguas. Hay un plan para cada situación: que sea más, que sea menos o que sea la que ya hay. Pero la idea es que, pase lo que pase, nada cambie. O al menos que se minimicen los daños que pueden producirse llegado “El Día D” evitando la tormenta perfecta para dejarla en una marejadilla y recordando que siempre (siempre) tras la tempestad viene la calma. Todo está atado y bien atado para que cuando ese Tribunal Supremo -que es el tiempo- dicte Sentencia, la sociedad no tenga que afrontar un terremoto en su gobernanza. Lo contrario diría muy poco de la inteligencia del mandamás que, por el cargo que ocupa y el devenir de su vida, será lo que cada uno quiera que sea. Pero lo que es seguro es que de tonto tampoco tiene un pelo

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    8 Responses to La teoría de la moneda de platino

    1. felix machuca
      5 noviembre, 2013 at 9:12 pm

      Magnífico. No se puede explicar mejor y es aplicable a todos los órdenes de la vida. Incluido el fútbol. Y dentro del fútbol aquellas situaciones que se anticipan tumultuosas por el devenir judicial. Usted, señor Yanes, tampoco tiene un pelo de tonto.
      PD: De pequeño ya prometía. Pero me quedo con el avatar de Don Pablo Bengoechea. De fondo que suene: tengo una debilidad…

    2. 5 noviembre, 2013 at 9:55 pm

      Saludos.

      Pues otra vez me deja usted (y su sapiencia en temas tan abstractos para mi), de piedra. O de platino.

      Excelente.

      Por favor, no ceje. Terminará inculcándome nociones de economía aunque le advierto que malo en números lo soy y tela. Por lo menos un billón elevado a deuda pública.

      En el fondo y como viene ocurriendo desde que Atenas inventó el sistema, se trata de crear grandísimos problemas para aplicar maravillosas medidas que los solucionen. Todo en uno y sigue la copla.

      Gracias, amigo.

      Cuídate.

    3. Alvaro
      6 noviembre, 2013 at 12:52 am

      Muchas gracias a ambos por vuestras palabras y por tener un ratito de vuestra ocupada vida para compartirla en esa casa. Os pasáis mucho conmigo. Tela.

      Todo está interconectado. En el momento que escribo estas líneas, acabo de escuchar a Emery en los medios oficiales del club contando una película de padre y muy señor mío.

      El problema, muchas veces, consiste es que lo difícil lo hacemos más difícil cuando en realidad hay una solución para todo mucho más fácil. Nos comemos muchas veces la cabeza con lo que hay que hacer cuando es evidente lo que hay que hacer. A grandes males, simples remedios.

      Hay pocas cosas que tengo claras. Pero una de ellas, tal y como comentaba hoy por twitter es que estuvimos en los malos momentos (en 2ª), en los buenos (borrachera de títulos) y de que estaremos en los complejos momentos institucionales que se avecinan.

      Abrazos y, ahora más que nunca, Sevilla Fútbol Club

    4. Eugenio el de los chistes
      6 noviembre, 2013 at 11:36 am

      Cojonudo el artículo. Bálsamo para mi ignorancia, además del que se disfruta rollo tratamiento caro de spa mientras te lo aplicas en los ojos y el cerebro. Me ha encantao.

      Eso sí, amigo, mucho me temo que no doy un duro -ni de platino ni de cartón piedra- a que en la planta de dudosa nobleza de nuestro estadio tengan ningún plan para nuestra entidad. O sea, que no es que no me crea que tengan tres planes de contingencia; es que no me creo que haya ninguno.

      Para el Sevilla, digo. Para los culos con severo riesgo de achicharrarse en las calderas de Pedro Botero fijo que sus dueños tienen un par de planes en marcha, mínimo, claro. Faltaría más.

      Pero bueno, como tú bien dices, los de siempre, los únicos que importan siempre estarán aquí. Y no hay en ninguna parte mejor plan ni mayor tranquilidad que esa. Seguro que no.

      Un abrazo, mostruo.

    5. Alfonso Ramos
      6 noviembre, 2013 at 12:49 pm

      Usted demuestra tener gran pluma, tanto en persona como en el blog.

      Estoy de acuerdo con `Eugenio el de los chistes´ en el comentario que precede a éste. No es que los de la planta innoble no tengan planes para nuestra entidad, es que el Club en sí es la moneda de platino del «Señor» que lo dirige. La entidad le sirve a su vez de financiación y de aval para sus propios intereses. Hace tiempo que el deporte dejó de ser el fin para convertirse en una de las piezas imprescindibles en el engranaje del Plan A del condenado. Y la gran pena es que la moneda, como la de Obama, es sólo suya (y de su familia); y nosotros, como pasa siempre, permanecemos indolentes observando cómo nos quitan lo que un día fue nuestro.

      Y a todo esto, ¿quién soy yo para decirle a esta Santa Afición que se levante para defender lo que ya no es suyo?

      En fin. Saludos desde el abismo.

    6. 6 noviembre, 2013 at 1:18 pm

      Artículo 100% salmonero, tanto por la calidad que destila, mucha, como por la magnífica información y su corolario final conectándolo con el club de nuestros amores y desvelos.

      Mi enhorabuena al autor, porque es sin duda de los mejores que ha salido de su pluma.

      Una sola puntualización, yo también creo que el mandamás no tiene nada o casi nada de tonto. Pero también es cierto que de vez en cuando se le escapa alguna cosilla. Pequeña o grande.

      Porque de lo contrario no estaría en tan complicada situación procesal.

      Así que a ver si al final se ha dejado algún cabo suelto en su sucesión, si ésta fuere necesaria obviamente, y acaba la cosa como el rosario de aurora.

    7. Luisa
      6 noviembre, 2013 at 2:23 pm

      Me reitero en mi debilidad por sus salmones económicos y esta vez me ha dejado, simplemente «pasmá»

    8. Camilo Sexto
      7 noviembre, 2013 at 2:59 pm

      Otro tema es saber quién ha atado todo lo que puede venir. Y sobre todo, si ese lazo es lo suficientemente fuerte como para afrontar cualquier contratiempo.

      Sinceramente, viendo algunas de las maneras de funcionar dentro del club, no creo que todo esté tan planificado o tan previsto. Éso sería algo propio de profesionales, y en el mundo del fútbol sabemos que los que están ahí, suelen ser muy chapuceros, improvisan en función de la opinión pública y se dejan llevar por calentones.

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