• No es lo mismo tapar una gotera que arreglar un tejado

    by  • 8 noviembre, 2013 • Fútbol, La firma invitada, Sevilla • 8 Comments

    POR CARLOS BLANCO

    “No se aplaude a un tenor por aclararse la garganta”.

    Madame de Tourbelle. Las amistades peligrosas.

    Nunca me ha parecido fácil analizar la labor de un entrenador. Será porque nunca me han parecido el factor más importante, porque según me hago más mayor y más cabal (en teoría) me parece que hay muchas más variables en juego de las que el común de los aficionados conocemos. O porque a mí siempre me ha parecido que el fútbol es de los futbolistas. La cuestión es que siempre me ha parecido un factor más dentro de los muchos que caben en el análisis de un equipo.

    Por cuarto año consecutivo el Sevilla afronta el final del año natural con muchas más dudas que certezas. Curiosamente da igual el comienzo de temporada que hayamos tenido o el final de la temporada anterior. Llegado el mes de Noviembre, el equipo no da señales de ser tal. Si empezamos bien como los dos años anteriores a éste, se nos va diluyendo la consistencia con las jornadas. Si empezamos mal, no terminamos de remontar.

    Sea como fuere, no hay forma de que llegada la mitad del otoño nuestro entrenador no esté ya entredicho, cuando no directamente destituido o como este año en el centro de todas las dianas. Y eso huelga decir que no tiene demasiado de bueno.

    El gran problema del Sevilla es que es como un tejado en ruinas. Y eso centrándome sólo en el ámbito deportivo. Se ha perdido cualquier seña de identidad que algún día tuvimos, bien porque los jugadores que le dieron forma no están, bien porque el cuerpo técnico también decidió abandonarnos. Poco a poco, hemos perdido lo que nos identificaba pero lo que es peor, lo hemos sustituido por la nada absoluta. Por tanto, ese tejado hay que repararlo. Entero. Obviamente, no es fácil. Y no lo es porque para ello se necesita tiempo y porque, cuando vienen los nervios, se acaba con el entrenador y el siguiente se olvida de reparar el tejado y se dedica a tapar goteras, lo que no da para mucho. Pero como ya nos hemos imaginado en el abismo, pues nos parece gloria bendita. Y cuando al mismo, Míchel y Emery en concreto, se le encarga reparar el tejado, no dan con la tecla. Bien por falta de medios, por falta de materia prima o, por supuesto, por falta de capacidad.

    Y éste es el punto al que yo quería llegar. Cierto es que hay que dar tiempo. Hay que tener paciencia, pero no se puede permanecer ciego ante situaciones que escapan de la lógica más elemental. Hace tiempo escribí en este blog una especie de ocurrencia conectando el primer principio de la termodinámica con este maravilloso juego que es el fútbol. Y, medio en serio medio en broma, lo llamé el primer principio de la futboldinámica y que básicamente consistía en basar en la pelota, para jugarla o recuperarla, los mecanismos de defensa y ataque. Curiosamente, en ese artículo excluía a Unai Emery de los entrenadores que habían dado la espalda a ese principio. Meses después, su Sevilla se ha convertido en el máximo exponente de lo que pasa cuando se da la espalda a ese principio y cuya expresión característica es que no se juega a nada. Nunca hemos jugado tan a la nada como ahora mismo.

    A mí me resulta curioso como se ha derivado el debate a un punto táctico básico como es si debemos jugar con uno o dos pivotes por detrás de Ivan Rakitic. Simplemente creo que todo es más sencillo que todo eso. Basta con dos preguntas: ¿Qué hacemos con la pelota? y ¿Qué hacemos para recuperar la pelota? A día de hoy creo que nadie es capaz de responder a esas preguntas con certeza. Esas mismas preguntas sobre los equipos importantes tienen respuesta inmediata y lo que cobra relativa importancia es si lo hacen con 2 pivotes, 2 delanteros o un mediapunta.

    Ante esa falta de identidad en pleno mes de noviembre no podemos dejar de mirar al entrenador. Porque además no es un entrenador cualquiera. Y por eso traigo la frase que encabeza el artículo. Por más que el equipo esté en formación, los jugadores sean nuevos y algunos debutantes en la categoría, el entrenador no es nada de eso. Por más que se haya tenido que enfrentar a grandes dificultades en forma de lesiones, para eso está y ahí es donde hay que valorarlo. Porque para que Rakitic lo juegue todo y monte un esquema que necesita de Carriço, M’Bia, Rakitic y Gameiro, y que estén bien, para funcionar, no se necesita alguien de su trayectoria. Y el gran problema de eso es que ya sólo los resultados le sirven ante el gran público. En un puesto como el de entrenador terriblemente dependiente de los resultados, sobreexponerse a ellos es suicida. Y eso es lo que ha hecho Unai. No se le discutió cuando íbamos colistas y ahora se le quiere echar con dos derrotas. Pudo estar un punto por encima del resultado, y ha decidido hacerse subsidiario de los aciertos y fallos de sus jugadores. Sin más. Fue válido para tapar goteras, pero no aparenta serlo para reparar el tejado.

    (abcdesevilla.es)

    Así que en estas, cuando parece que el frío empieza a llegar, poco a poco, para quedarse, nos encontramos con un entrenador que parece empeñado en algo imposible de espaldas a la lógica o el entendimiento de casi todos y la necesidad de tener paciencia. Y en esas no puedo mostrarme de acuerdo con aquellos que se postulan por la destitución del entrenador, al menos mientras no haya riesgo de pérdida de la categoría. No es tiempo de empezar a tapar goteras. Es tiempo de construir. Y para hacer una tortilla, hay que romper huevos. Para saber el camino adecuado, hay que equivocarse de senda. Posiblemente mantener a Unai nos perjudique en la clasificación este año. Seguramente fichando a otro que se ponga a tapar goteras podemos quedar más arriba. Pero también posiblemente el año que viene a estas alturas volveremos a estar igual en cuanto toque volver a montar algo perdurable. 3 años seguidos con esa experiencia dan para pensarlo. Por tanto creo que es mejor dejar que Emery acabe lo que ha empezado. Que veamos a donde nos lleva, aunque aparenta no llevar a ningún sitio recomendable y, seguramente, aprovecharnos de los automatismos que el cabezón del vasco a buen seguro dejará. Y quien sabe, lo mismo nos sorprende.

    Ojalá. Falta nos hace.

    @carblancoc

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    8 Responses to No es lo mismo tapar una gotera que arreglar un tejado

    1. Alfonso Ramos
      8 noviembre, 2013 at 4:22 pm

      Magnífico análisis.

      Personalmente creo que no es problema de tejados ni de goteras, sino de cimientos. La casa ya puede tener un acabado precioso que por dentro se lo come la carcoma.

      Fíjate que hasta en el mensaje esperanzador final que lanzas, Carlos, hay dudas. Dejando tu última hálito de esperanza en el factor sorpresa.

      Un saludo.

    2. 8 noviembre, 2013 at 4:54 pm

      En este deporte que tanto nos apasiona el tiempo es oro. Yo particularmente soy de los que piensan que a los entrenadores hay que darles paciencia para que sus equipos cojan empaque, para que el sello de cada uno salga a relucir. Pero eso no quita que empiece a rondarme por la cabeza la idea de que los últimos movimientos de el señor Unai resultan sospechosos. Da la impresión de haber perdido los papeles e ir dando tumbos sin saber cual es la dirección correcta, y eso que experiencia tiene, porque Mestalla no debe ser un campo facil. 2 pivotes defensivos, 1 sólo, 5 defensas, 4 defensas, cambios extraños, excesivas rotaciones, y claro, si todo le saliera bien estaríamos hablando de un genio, pero amigo…, nada le sale bien. Por eso soy de la opinión de que si ya sabemos que el problema es arreglar el tejado (o los cimientos como bien comenta el amigo Alfonso) y no las goteras, lo mejor es contratar a la persona que mejor capacitada esté para realizar dicho trabajo. Espero que tengas razón y ojalá Unai nos sorprenda, porque como he dicho al principio, en este deporte, «El tiempo es oro».

    3. 8 noviembre, 2013 at 6:35 pm

      Tengo que reconocer que estoy muy de acuerdo contigo. Lo digo desde la objetividad, porque si me dejo llevar por los sentimientos, no veo el momento de que echen al entrenador, que venga otro y que comencemos a sumar puntos. Me parece sublime el símil de las goteras. Los aficionados vemos las goteras, pero los dirigentes han de pensar en el tejado. Y este artículo lo has escrito bajo el prisma de un dirigente, no de un aficionado.

      A mí, Emery me recuperará cuando vea que es capaz de rectificar en su empeño por ganar por 5-4 y no por 1-0 (para luego perder por lo que sea). Un equipo nuevo ha de empezar con seguridad, con confianza, armándose atrás y yéndose adelante bajo esa seguridad. Y lo que está haciendo es (imitando tu ejemplo) empezar la casa por el tejado sin asentar los cimientos.

      Como bien dices, cuando se emprende un camino, hay que asumir que se van a producir errores. Si Unai va rectificando lo que todos vemos que falla, comenzaré a creer un poco en él. Si sigue encabezonado en su idea, mucho me temo que le queda más bien poco.

    4. yaggof
      8 noviembre, 2013 at 10:04 pm

      Desde que se nos fue Juande Ramos, hemos tenido dos clases de entrenadores: entrenadores que prometen y entrenadores que viven de las rentas.

      En el primer grupo estarian Manolo Jimenez (muy buen papel, aunque discutido por parte de la grada; se le echó por una mala racha), Marcelino (su curriculum antes y despues del Sevilla es el que es), y Unai (papelon en el Almeria, y dejar al Valencia tercero año tras año a pesar de que le desmantelaron el equipo).

      En el segundo grupo estan Antonio Alvarez (le salvo el ganar la final de la Copa del Rey, aunque ese titulo para mi es de Jimenez), Goyo Manzano (malditos precontratos…) y Michel (esas retrasmisiones televisivas le dejaban con el culo al aire)

      A los malos habia que echarlos (habia que no contratarlos, de hecho), pero a los buenos se les echo por falta de paciencia, pajara de jugadores, o Dios sabe por que. Pero ahi fue donde la cagamos. Los buenos sabian que su proyecto era bueno, y se fueron rabiosos, jodidos, llorando o al punto de la lagrima, sabiendo que la perra suerte que acompaña a este deporte les impidiera finalizar un proyecto que deseaban ver finalizar, y que estaban seguros de que ese proyecto llegaria a buen puerto.

      Marcelino dijo que ojala el destino le diera otra vez la oportunidad de volver a entrenar al Sevilla. Yo tambien lo deseo. Pero que esa oportunidad llegue dentro de muchos años. Y en esos años, que triunfe Unai

    5. Alvaro
      9 noviembre, 2013 at 8:14 am

      Después de leer mi Easterlin y Unai es obvio que coincido contigo. Esto de dar patadones para adelante es algo que me supera

      El tema de los entrenadores en el actual Sevilla lo tengo bastante claro y lo veo igual que tú. ¿El objetivo es ser cuartos, no? Bien. Ya que es casi seguro que no se consigue, segunda cuestión ¿el equipo va a bajar? Para mi esta es la clave, llegado noviembre, mes fatídico como dices.

      Con Marcelino en noviembre/diciembre sabíamos que no seríamos cuartos al final. Pero no había riesgo real de bajar. Por eso yo no fui partidario de su destitución.
      Con Míchel igual. Pero la diferencia es que yo sí palpé cierto riesgo de descenso. Por eso sí fui partidario de su destitución. Siguiendo tu simil, la gotera de Marcelino se podía sobrellevar, pero la de Michel tenía pinta de que nos iba a inundar el piso.

      Ahora estamos en una situación parecida. Y yo, que no veo que el equipo se vaya a despeñar a segunda división, soy partidario de mantener a Emery. A ver hasta donde es capaz de llegar. Con el cambio que se le ha dado al calcetín, echar a Emery para traer a otro (que eso es otra, con la tiesura que hay ¿a quién traes?) no lo veo. Si quieres empezar de nuevo, cuando acabe esto.

      Eso de la falta de paciencia es una película que se han montado los dirigentes de nuestro fútbol para, para variar, autoexculparse en su inoperancia. Y en este Excusevilla en el que estamos instalados desde que un señor de Pedro Muñoz salió por la puerta de atrás hasta hoy, más aún. «Lo echamos porque no hay más remedio, porque el fútbol no tiene paciencia». No hijo. Lo echas y le echas la culpa al empedrado «que no tiene paciencia». Es tu patadón p’alante particular para contentar a las hordas ávidas de sangre y para salvar tu culo. Una vez más. Echar a Emery supondría que no hemos aprendido nada.

      Lo que sí le pediría al club es que, si confía en Emery y -como tú y yo- estima que debe seguir, lo tape un poquito mientras las aguas estén tan revueltas. Que le pegue un toque para que limite las ruedas de prensa y que no lo exponga en público en los Medios Oficiales sentando una cátedra cuando el equipo es un desastre. Porque, como digo, a día de hoy yo soy partidario de que siga. Pero tras ver en Nervión lo que vi el sábado, y escuchar lo que escuché con Arrocha, si yo soy el Presidente del Sevilla lo hubiera fulminado el martes por la noche.

      Muchas gracias por tu artículo una vez más, Carlos. Abrazos

    6. 10 noviembre, 2013 at 11:26 am

      Completamente de acuerdo con la reflexión del último parrafo. Soy de la opinion de que esta temporada se la debe comer Emery aunque quedemos el 15º, ya que si en las últimas 4 temporadas no han valido Jiménez, Alvarez, Manzano, Marcelino, Míchel ni Emery es que además del entrenador lo mismo falla algo más…

    7. Eugenio el de los chistes
      11 noviembre, 2013 at 11:09 am

      Siempre consuela eso de no sentirse solo en situaciones de duda y temor, siempre da un poco de calorcito el ver que otros también tienen muchas menos cosas claras en torno a una cuestión determinada que incertidumbres. Cuando uno está convencido de que su opinión es sólida y caballo ganador, la soledad casi que no importa; pero cuando estamos enmedio del bosque, en una noche sin luna y lluviosa de invierno, más perdidos que el criterio y la ética empresariales del SFC SAD, un compañero es un tesoro. Y cada uno de más, un rubí como un huevo de pava de gordo.

      Y como me siento acompañado en este requiebro, me atrevo a decir que es un misterio gordo lo del trabajo de nuestro entrenador; me atrevo a decir que ese es el resumen del sentir de los Niños Perdidos del Sánchez Pizjuán -que somos nosotros-. Misterio gordo, porque tenemos tan claro que no tenemos ni medio claro lo que ha hecho en el tiempo que lleva en Sevilla como claro tenemos que largar a Emery ahora puede ser hasta peor. Toma ya puchero mental guapo.

      Pero bueno, en fin, eso. Que ante tanta duda y tan poca tetuda, si no queremos empantanar el debate metiendo al presi y sus compadres en la ecuación, lo más sensato parece ser esperar a final de temporada, y entonces ver qué hacemos con Emery.

      Felicidades, Carlitos. Me ha encantado tu aporte al puzzle. Como me ha encantado -como Niño Perdido que me considero- tu Peterpanesca apertura de artículo con eso de que te haces más mayor y más cabal. Para comerte.

    8. 12 noviembre, 2013 at 3:45 pm

      Hola a todos otra vez,

      muchas gracias por vuestros comentarios, tanto los concordantes como los discordantes. Creo que en este sentido hay mucho más en común entre los sevillistas de lo que nos separa. Casi nadie está contento con Unai y con lo que se ha visto, y sólo se produce la discrepancia en si lo mejor es mantenerlo o echarlo.

      De cualquier manera, parece que las aguas ya bajan un poco más tranquilas tras la convincente victoria en Cornellá. Ahora toca confirmarla, sí o sí o también, en el derby.

      Va a ser un año difícil de todas maneras. Este año no nos van a abandonar los altibajos en toda la temporada me parece a mí, como corresponde a un equipo en formación y un proyecto de 3 años que acaba de arrancar, así que mejor será que vayamos tomando las cosas con calma.

      Muchas gracias de corazón, como siempre, a Álvaro por su infinita paciencia y generosidad. Un fuerte abrazo.

      Abrazo que hago extensivo a todos los que han leído el artículo.

      Saludos

      Carlos

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